Por Mario Luzuriaga

Se multiplican los homenajes al Negro Fontanarrosa y el teatro dice presente con la obra «Negro y Rosa», de Carlos Ares, amigo del autor. La puesta se presenta este miércoles a las 19 con entrada libre y gratuita.

Leonor Manso dirige la obra protagonizada por Arturo Bonin y elenco. La misma cuenta sus últimos días, y ya imposibilitado de dibujar y escribir, el Negro mantiene un «diálogo imaginario» con sus personajes: Boogie, Inodoro Pereyra, la Eulogia, la Hermana Rosa, y Sperman, también con personajes como San Pedro, Noé, David y Jesús, en una especie de «Bar El Cairo del cielo».

Conclusión dialogó con Arturo Bonin antes del estreno, quien recordó con cariño al Negro Fontanarrosa.

¿Cómo se preparó para interpretar éste rol?

—Haciendo honor a Fontanarrosa, siento un cag… enorme (risas), por lo que pueda recibir la gente. El punto es que nosotros intentamos hacer un tributo. Al margen de todo esto, cuando me preguntan en qué ando y comento que estoy haciendo este tributo y se asombran de que pasaron 10 años. Esto quiere decir que está presente en nosotros. Implica una alegría saber que lo tenemos cerca, pero por otro lado un compromiso muy grande es asumir este personaje.

Y qué responsabilidad de estrenar en Rosario…

—Sí, por eso digo que el cag… es doble (risas).

¿En qué parte del «universo Fontanarrosa» transcurre esta historia?

—Es un poco fuerte el enunciado, pero transcurre en los último momentos de su vida; en el estado en que estaba lamentablemente. Pero también metiéndonos en la cabeza de él, sus pensamientos, y es una jugada de Carlos Ares, el autor, de lo que se imaginó. Sería interesante que la gente tome lo que se le cruzaba al Negro en ese momento, como también las creaciones. Lamento mucho que nos haya dejado tan tempranamente, pero por suerte sigue estando vigente.

¿Tuvo la oportunidad de interpretar otros textos del Negro?

—No, otros textos no. Pero tuve un acercamiento con él, cuando con mi mujer Susana hicimos un espectáculo que se llamó»Salvavidas de plomo». Era la historia de una pareja que estaba sacudida por deudas y demás, que no podían zafar. Y se me ocurrió llamarlo para que lea la obra y que me gustaría que haga una ilustración para la obra. Un día me citó al hotel donde tomamos un café y charlamos un largo rato; a la semana me envió siete dibujos. Yo me asombré mucho y le ofrecí pagárselos y me mandó al diablo. Tenía una sencillez impresionante, a pesar de lo grande que era.

¿Le gustaría participar de más proyectos de Fontanarrosa?

—Por supuesto, soy un lector de su obra. Es apasionante, es un mundo tan rico y fantástico. Entrar en la lógica de un personaje como él, es un viaje de ida. Joan Manuel Serrat nos envió un video, en el cual decía que Roberto era un gran mentiroso. Tan mentiroso que nos hizo creer a todos que era negro.