Por Mario Luzuriaga

Ridley Scott deja de lado los aliens para dedicarse de lleno a una historia de la vida real.

«Todo el dinero del mundo» se traduce en la avaricia, esa es la clave de la película.

Jean Paul Getty (Christopher Plummer) es un magnate del petróleo que vive una vida llena de lujos, pero en 1973 su nieto John Paul III (Charlie Plummer) es secuestrado. Su madre Gail (Michelle Williams) hará lo imposible por conseguir el dinero que piden los secuestradores para liberarlo y tendrá una lucha de poder con su suegro, mientras su hijo está en peligro. Getty decide no pagar el rescate y llama a su Fletcher Chase (Mark Whalberg) para que salve a su nieto.

Inicialmente la película sufrió un gran cambio, ya que de principio quién encarnaría el magnate era nada más y nada menos que Kevin Spacey; pero al conocer su pasado de abusos, Scott decidió bajarlo de la película ya terminada y poner en su lugar al veterano Christopher Plummer.

No voy a repasar la trayectoria del actor de 88 años, pero sin lugar a dudas el personaje más importante del filme. Interpreta con genialidad a Jean Paul Getty, un hombre totalmente avaro y despreciable, un villano que al espectador le crea una relación de amor-odio. Este papel le valió nuevamente una nominación al premio Oscar por su actuación.

Michelle Williams interpreta a Gail, la madre del joven secuestrado, que decide hacerse cargo de sus hijos que tuvo con el hijo del magnate, al que abandonó debido a infidelidades y problemas de adicción del hombre. Está sólida y hubiese estado bien para que sea nominada al Oscar como mejor actriz.

Es una buena historia de suspenso e intriga en la que sus protagonistas brillan y se espera que se pueda ver la versión en la que estaba Kevin Spacey. Seguramente se verá en alguna edición de colección con suerte, o a lo mejor nunca saldrá a la luz.

Calificación: Buena.