Por Mario Luzuriaga

Agatha Christie es, junto con Sir Arthur Conan Doyle, una de las grandes autoras del género policial. Y una de sus obras se convirtió en objeto de varias adaptaciones cinematográficas y televisivas.

La más recordada es la de 1974 dirigida por Sidney Lumet y protagonizada por un elenco que encabezaba Peter Ustinov junto a Lauren Bacall, Ingrid Bergman, Sean Connery Michael York, Anthony Perkins, Jackeline Bisset, entre otros.

Pero en 2017 el director Kenneth Branagh se encargó de realizar una nueva versión del clásico literario.

El célebre detective Hercule Poirot (Kenneth Branagh) toma unas merecidas vacaciones. A bordo del tren Expreso Oriente, se topa con una gran cantidad de personas, en especial con un hombre llamado Edward Ratchett (Johnny Depp), un turbio empresario que se ve perseguido y acude a Poirot. Luego la negativa del detective, Ratchett es asesinado y todos lo pasajeros del tren son sospechosos. Sólo el instinto e inteligencia de Poirot resolverá este caso.

Kenneth Branagh es un gran actor y director que hizo lo debido, y cómo gran profesional que es se puso la película al hombro. Si bien su personaje es el que está en todas las escenas, se destaca también su labor en la dirección a partir de los flashbacks que se van desarrollando durante la trama. No debe haber sido fácil tampoco lidiar con un elenco multiestelar, pero logró que cada uno de los personajes pudiera tener su momento.

Es rescatable que de vez en cuando Hollywood haga películas con contenido literario, para cortar con superproducciones de otras características que invaden las salas todas las semanas. Es una película rápida, que sorprende, puede decaer en ciertos momentos, pero va a dejar a los espectadores hasta el último momento.

Branagh brilla en su rol de Hercule Poirot, el detective belga, que puede eclipsar al propio Sherlock Holmes, y deja unos guiños para que el personaje llegue a tener una saga.

Calificación Buena.