Por Alejandro Maidana

El arsénico es un elemento natural de la corteza terrestre; ampliamente distribuido en todo el medio ambiente, está presente en el aire, el agua y la tierra. En su forma inorgánica es muy tóxico. La exposición a altos niveles de arsénico inorgánico puede deberse a diversas causas, como el consumo de agua contaminada o su uso para la preparación de comidas, para el riego de cultivos alimentarios y para procesos industriales, así como al consumo de tabaco y de alimentos contaminados.

La exposición prolongada al arsénico inorgánico, principalmente a través del consumo de agua contaminada o comida preparada con ésta y cultivos alimentarios regados con agua rica en arsénico, puede causar intoxicación crónica. Los efectos más característicos son la aparición de lesiones cutáneas y cáncer de piel.

También te puede interesar: Vaca Muerta: el peligro de utilizar el fracking en extracción de gas natural

El amplio abanico de agentes contaminantes encuentra en el arsénico una amenaza importante para la salud pública cuando se encuentra en aguas subterráneas contaminadas. Estas últimas en países como Argentina, Chile, Bangladesh, China, la India, México y los Estados Unidos, presentan un nivel alarmante de este semimetal.

El arsénico inorgánico es altamente tóxico y su ingestión en altas cantidades produce síntomas gastrointestinales, alteraciones en las funciones cardiovascular y neurológica y eventualmente la muerte. Dentro de los problemas que se pueden producir está la depresión de la médula ósea, hemólisis, hepatomegalia, melanosis, polineuropatía y encefalopatía. La exposición crónica al arsénico en cantidades menores acarrea una serie de trastornos dermatológicos, neuropatía periférica, encefalopatía, bronquitis, fibrosis pulmonar, hepatoesplenomegalia, hipertensión portal, enfermedad vascular periférica (síndrome del pie negro), ateroesclerosis, cáncer y diabetes mellitus. La amplitud del daño que puede originar este elemento químico, es más que explícita, siendo que el mismo puede ingresar a nuestro cuerpo a través del agua que bebemos.

El sitio http://www.nutrired.org/tag/mapa-arsenico/, nos muestra con claridad el Mapa de Arsénico en nuestro país, el mismo fue elaborado por el Instituto Tecnológico de Buenos Aires en conjunto con la ONG NutriRed.

Para conocer más detalles sobre la contaminación con arsénico, Conclusión dialogó con el Técnico en Inmuno Hemoterapia y Epidemiología Eduardo Rossi. “El arsénico es un grave problema que tenemos en casi toda la pampa húmeda y cordillerana o precordillerana. La misma se da de manera natural y antropogénica, esta última se da en el aceite para maderas, pinturas y agrotóxicos. Para tomar dimensión, existen dos trabajos publicados sobre agrotóxicos que hablan de su formulación en base al arsénico”, sostuvo Rossi.

En una de las investigaciones el resultado fue categórico, “en el realizado en Sri Lanka, dio como resultado que por cada mililitro de glifosato comercial se encuentran 9 grs de arsénico. Cabe destacar que los problemas surgidos en la zona precordillerana tienen íntima relación con los derrames mineros, si bien el cianuro es el principal, los arroyos reciben distintos tipos de minerales que pueden alterar considerablemente la salud de la población”.

“Lamentablemente la parte antropogénica, que refiere a los efectos que son el resultado de actividades humanas, no está bien reconocida, en el 2011 el Ministerio de Salud saca un módulo que fue repartido de manera digital y en papel para todos los efectores del país. Esto sin reconocer el aporte antropogénico del arsénico, dejándolo solo a lo natural, para de esta manera poder culpabilizar sólo a la naturaleza y no al hombre quién lleva adelante verdaderas locuras”, indicó.

Las poblaciones más afectadas son aquellas que tienen agua subterránea, o que la cuenca hídrica tiene recambio proveniente de las aguas superficiales. “Esas ciudades comúnmente extraen el vital elemento de pozos, éstos en su gran mayoría están súper explotados y allí arrastran el arsénico al agua potable. La OMS (Organización Mundial de la Salud) fue muy clara cuando dijo que el nivel permitido no puede superar el 0,01 mililitro por gramo de arsénico como límite. Pero los tóxicos no tienen umbrales, éste debe ser cero”.

Leyes provinciales hablan de esto, “Santa Fe tiene la ley 12.220 que data de 1994, mucho tiempo antes de lo dictaminado por la OMS, la misma sostiene que el máximo permitido es de 0,05 mililitros por gramo de arsénico y esto nos ha llevado a una puja constante. Para tener un margen que no altere la salud pública, el nivel de toxicidad debe ser cero”, concluyó el Técnico en Inmuno Hemoterapia y Epidemiología.