Los agronegocios persiguen rentabilidad, y claramente estos caminan por la vereda de enfrente a nuestra calidad de vida. Desde el ingreso del transgénico en 1996, para el pueblo sólo hubo discursos ambiguos y empapados en cinismo, claro esta que mientras se daban los mismos, las fumigaciones no cesaban.

Una batalla que lejos de bajar su intensidad, se ha tornado mas álgida y espinosa. Días atrás el Concejo Municipal de nuestra ciudad, alzaría su mano para votar por unanimidad la prohibición de un enemigo silencioso, el glifosato. Pero en política todo es tan volátil que a las pocas horas de una gran apuesta por la vida, un grupo de ediles impulsados por el lobby empresarial cambiaron intempestivamente el rumbo.

Damián Verzeñassi es un conocido médico y profesor que hace muchos años viene haciendo las veces de Quijote en una batalla que parece librarse contra molinos de viento. En diálogo con Conclusión sobre lo sucedido sostuvo, «los concejales deberían estudiar cada proyecto que se aprueba o prohíben, y no dejarse llevar por lo que digan los grandes medios o las corporaciones».

«Como médico si actúo mal tendré que enfrentar un juicio por mala praxis, mientras que los concejales tienen la facultad de argumentar que votaron sin saber de que se trataba el proyecto. Sinceramente lo sucedido fue un acto obsceno»; indicó Verzeñassi.