Por Santiago Fraga, enviado especial desde Montevideo, Uruguay

El 6 de septiembre de 1971, más de cien guerrilleros del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, tres militantes del Faro, tres del OPR3 y cinco reos comunes se fugaron de la Penitenciaría de máxima seguridad de Punta Carretas, en la capital de Uruguay, en lo que aún significa una de las mayores fugas de presos de toda la historia. Hoy, aquella imponente prisión de 400 celdas se transformó en un shopping que alberga a los miles de montevideanos y turistas que recorren las calles del ahora coqueto barrio.

Y es que la transformación que el centro comercial ha producido a Punta Carretas es notoria. Mientras durante la época en que la cárcel estuvo en pie la zona era considerada insegura e intransitable (de hecho, llegó a estar prohibida un tiempo), la llegada del shopping generó a su vez la llegada de muchos comercios aledaños y de gente adinerada a los hogares del barrio. No obstante, el pasado que carga ese terreno es oscuro y difícil.

Personajes como el ex presidente José ‘Pepe’ Mujica o el ahora ex vicepresidente Raúl Sendic estuvieron presos en la penitenciaría, que vio sus años más crueles entre fines de los 60’, con el auge de los movimientos guerrilleros de la época y un país convulsionado, y el 85’, con el fin de la dictadura que había comenzado doce años atrás.

De hecho, el frenteamplista ex mandatario se fugó dos veces de allí, siendo la primera en la fuga masiva de 1971 y la segunda en 1972, durante la llamada “operación Gallo”, días antes de los atentados del 14 de abril en contra de los “escuadrones de la muerte” anti tupamaros. En marzo de 1931, ocho anarquistas y tres presos comunes también lograron fugarse de aquella penitenciaría, tras dos años de planificación.

La prisión, diseñada por el arquitecto Domingo Sanguinetti, fue inaugurada en 1915 y permaneció activa hasta 1986, cuando se produjo un sangriento motín con seis muertos y varios heridos. El hecho provocó que el gobierno del entonces presidente Julio María Sanguinetti decidieran darle cierre y pusieran en venta el lugar, siendo los presos trasladados al Penal de Libertad.

Cinco años después, en 1991, comenzó el reciclaje y la remodelación del inmueble, que estuvo a cargo del arquitecto argentino Juan Carlos López y el uruguayo Casildo Rodríguez. El Punta Carretas Shopping abrió sus puertas en 1994, manteniendo el arco y la fachada exterior de la cárcel.