Doce es el número promedio de tormentas tropicales (de las cuales seis alcanzan la potencia de un huracán) que se producen durante la temporada oficial de huracanes en el Atlántico que arranca oficialmente el 1º de junio y acaba el 30 de noviembre.

En las últimas semanas, las regiones del Caribe y América del Norte han sido golpeadas por dos huracanes: Harvey e Irma, mientras que José se encuentra en la parte oeste del océano Atlántico, en dirección al continente americano. Esto no es una simple coincidencia, sino que se trata de una evidencia del cambio climático, y un pequeño ejemplo de lo que nos espera en el futuro cercano, debido a que estos fenómenos serán cada más comunes a medida que la Tierra se calienta, advierten expertos.

Greenpeace ha señalado que el «cambio climático es el responsable de la fuerza e intensidad» del huracán Irma, y que «se seguirán viendo fenómenos naturales de este tipo si se siguen quemando combustibles fósiles, especialmente carbón», por lo que han vuelto a exigir al Gobierno un calendario de cierre de las centrales que usan este recurso, como ya han hecho otros países de la Unión Europea.

En declaraciones a Europa Press, el responsable de Cambio Climático de Greenpeace, José Luis García, ha explicado que los huracanes consiguen su «energía destructiva» del calor del océano y que, precisamente, en esa zona del Atlántico y el Caribe, el agua alcanza «hasta los 30ºC en algunas zonas.»

El presidente de EE.UU., Donald Trump, argumentó la salida de su país del histórico Acuerdo Climático de París diciendo que es perjudicial para la economía estadounidense y que prefiere proteger los empleos de la población, pero «ahora para muchas personas en Texas y Florida, esa decisión debe ser bastante negligente», finalizó Reay.