Por Alejandro Maidana

El conflicto bélico que paralizó al país en 1982, sigue dando mucha tela para cortar. Diferentes voces y puntos de vista sobre el conflicto, han generado debates medulares en cada punto cardinal de nuestro país. La imposibilidad de generar un análisis por fuera del contexto que reinaba en esos momentos, empujó a que las hipótesis no sean abundantes a la hora de entender las razones del intento de recupero del territorio.

Tanto la supervivencia política de Margaret Thatcher, “La Dama de Hierro”, quién para marzo de 1982 solo cosechaba impopularidad en Gran Bretaña, como para la dictadura militar local, la guerra podría resultar un salvoconducto para su imágenes desgastadas. Si bien solo podía existir un vencedor, apelar al sentimiento nacionalista suele brindar buenos frutos en los pueblos que entienden por el mismo su única razón de ser.

Con la victoria en sus manos, Thatcher se quedó con las elecciones generales de 1983, mientras que el proceso militar argentino se terminó deshilachar sucumbiendo ante el avance de la democracia. Una clara demostración de la finalidad que se perseguía, una hoja de ruta que de manera magistral, nos mostraba las apetencias de los inescrupulosos que jamás interpondrán sus vidas en beneficio propio.

La necesidad de volcar su medular y tan particular análisis en un libro, el periodista Fernando Paolella le dio vida a “Heroísmo”, un relato imperdible sobre una herida que no cierra, la guerra de Malvinas. Conclusión pudo acceder a una invalorable charla con el padre de una gran obra.

-Después de un gran trabajo realizado en AMIA “La gran mentira oficial”, aparece “Heroísmo” ¿Qué te movilizó a inmortalizar tu visión sobre Malvinas en un libro?

-Fundamentalmente, surge como una idea potable allá por 2008, cuando conocí a Nicolás Kasanzew antes de la presentación de su libro «La Pasión según Malvinas». Un proyecto de guión para un documental de animación digital de los principales combates de Malvinas, basado fundamentalmente en la investigación rigorista, haciendo eje en los testimonios de los protagonistas.

Lamentablemente esa iniciativa no cuajó, a pesar de que en 2014 ya se había contactado con una productora a tal efecto, pero quedó en la nada debido a presiones y «problemitas «que tuvieron con el INCAA.

-Cuando haces referencia a tu reciente obra, hablas de relato ¿Podrías explicitar un poco más sobre la matriz de la misma?

-En nuestra historia reciente, existen muchos relatos, no solo el del kirchnerismo. Está el del Proceso, el de Malvinas, el alfonsinista, el menemista, el de la AMIA y la embajada, el de la Alianza, el aludido del kirchnerismo y ahora, el del MMLPTQ. Pero como lo tenía escrito, y guardado en carpeta, se me ocurrió darle forma de libro. Y así fue.

-¿Heroísmo fue un trabajo que te demandó mucho tiempo?

-Con esa idea, me llevó un par de años, sólo tuve que reveer los testimonios, algunos documentales, y cotejar información de algunos libros, sobre todo los poco conocidos, entre ellos sobre el hundimiento del Belgrano y apoyarme en varios ejemplares de Clarín de ese entonces, que contaban con muy valiosa información.

-Sería interesante conocer tu visión sobre el conflicto del 82 ¿Se puede apreciar una postura clara en tus escritos?

-El Proceso desde el vamos, nunca quiso combatir, menos irse a las manos contra la OTAN. Pues muchos ignoran que Argentina le hizo frente a la OTAN, y casi la derrota si la contienda duraba 7 días más. Eso no lo dice este servidor, lo atestiguan incluso altos oficiales british que nos padecieron durante esos interminables 74 días

La idea original del proceso era un «toco y me voy», para luego seguir negociando. Lo que se les chispoteó era que la vieja, embebida en scocht del bueno, se enteró de eso, y utiliza como excusa la labor de los chatarreros de Constantino Davidoff en Puerto Leith para travestirlo de casus belli inexistente y alistar a la Task Force con rumbo sur.

-¿Vos sostenes que el agresor está muy bien identificado y que no es otro que el imperio?

Sin duda alguna. Por lo mencionado con anterioridad y explicitado en el libro, la Argentina no fue condenada en ningún foro internacional como nación agresora, dado que efectivamente, ella fue la agredida, y en qué forma. Pero como también figura en”Heroísmo”, el Proceso no quiso combatir, y lo demostró en los hechos y en el teatro de operaciones. Puso al frente de la defensa a un general que para los british, «se notaba hasta en las fotos que era blando».

-¿Entonces para Fernando Paolella lo llevado a cabo por las cúpulas del ejército fue solo una puesta en escena?

-Tal cual, y acá debemos marcar la figura Menéndez, que jamás resolvió tomar la iniciativa cuando el oponente desembarcó en San Carlos, mostrando incapacidad e ineptitud evidenciado en la pobre distribución de la logística, sobre todo en la referido a la alimentación de la tropa. Uno de los testimonios del libro, señala que a la cima del Monte Longdon, subía el camión con municiones, pero no con comida, obligando a los soldados a subsistir baleando ovejas, gracias a la iniciativa de un subteniente que además, les regaló una cocina. En la guerra, no se debe improvisar. Pero parece ser que a los milicos del Proceso, sí se les escaparon varias tortugas.

-El rol del pueblo es algo que se sigue interpelando ¿Qué papel jugó el mismo?

-El pueblo no comía vidrio, había un cartel de la CGT de Ubaldini que decía «Malvinas sí, Proceso no», esto significaba que el pueblo argentino apoyaba a los militares en su rol de defender al país contra la agresión imperialista de la OTAN, pero no avalaba su intromisión en el gobierno de la Nación.