Por Alejandro Maidana

La dependencia que generamos para con los aparatos que nos rodean, ha producido un nivel de ansiedad que preocupa. Cambiamos el diálogo o las relaciones interpersonales por algo que nos hace cada día menos humanos,  el chat o el mensaje de texto.

La caja “boba”, como suele denominarse de manera despectiva a la TV, fue siempre materia de debate a la hora de analizar su poder de atracción. Pero la misma hoy ha dejado de ocupar  los primeros puestos en generación de “desconexión”, para darle paso a un sinfín de alternativas mucho más nocivas.

La hiperconectividad es un concepto que sintetiza la situación actual del ser humano en la cual vive conectado permanentemente a la información a través de diferentes dispositivos como la radio, la televisión, internet con sus redes sociales y el teléfono celular (potenciado con los mensajes de texto y el 5G que se viene).

¿Conectados o desconectados? ¿Humanos o autómatas? ¿Consumidores o consumidos? Preguntas necesarias a la hora de interpelar a la hiperconexión en un contexto que crece y que preocupa.

¿Qué es la hiperconexión?

“Este cuadro de situación hay que pensarlo desde dos variables, una es en el contexto en que se da, hoy la mayoría reparte sus horas frente a una computadora alejándose claramente de lo lúdico. Y la otra está relacionada con el individuo, cuando hablamos de hiperconexión, hacemos referencia tácitamente de una desconexión. Estar hiperconectados nos aleja del “aquí y ahora”, del presente, todo es más maquínico y siempre trae consigo un tinte compulsivo o adictivo. Claramente esta actividad termina comiéndole la vida a la persona, así lo medimos terapéuticamente, este comportamiento lo convierte en un autómata y no en un ser reflexivo” indica el psicólogo Fernando Gamba en dialogo con Conclusión.

El tiempo destinado a una actividad que genera adicción y por ende dependencia, resulta ser un punto más que importante ¿Podemos manejarlo?

“Todo comportamiento que represente un círculo vicioso, compulsivo o adictivo, te va a pedir más y más tiempo. Primeramente va a ser una hora, después dos, hasta naturalizarlo, y es allí donde comienza el problema, porque uno se cuestiona, no se interpela. Cuanto más tiempo se le destina a la hiperconexión, más tiempo cumplirá el papel de tapar nuestras ausencias, nuestro vacío. Vale la pena destacar que esto no empieza ni termina con las redes sociales, muchas personas se transforman en rehenes de las series o las películas, pasan 8 o 10 horas consumiendo las mismas, y es allí donde Netflix dice presente”  comentaba el profesional.

Naturalizar nuestras actividades cotidianas, nos lleva a no reconocer la existencia de la  problemática que nos asfixia. Es por eso que la pérdida de la tan preciada mirada introspectiva, nos puede conducir a un callejón sin salida que cada segundo nos resultará más estrecho. ¿Nos moviliza la duda? ¿Concurrimos a terapia para tratar este comportamiento compulsivo? ¿Contamos con la facultad de asumirlo? Con respecto a esto el psicólogo dijo “Generalmente aparece de manera secundaria, emerge después de charlar sobre otras temáticas, esa es la manera de detectarlo. Al estar naturalizado como algo lúdico y que forma parte del ocio del sujeto, suele permanecer escondido y es muy difícil que una persona se asuma adicta a esta actividad tan común.  Quiero destacar que lo lúdico es algo enriquecedor y que te ayuda a potenciarte como persona, esto claramente colabora a empobrecerte, no te deja nada. La pérdida de presencia, del disfrute, y de las relaciones afectivas que son generalmente las cosas que más nos nutren.  Lo perverso es que esto te mantienen a la espera de lo nuevo, y lo nuevo siempre está por venir, es decir que cuando llegaste a la zanahoria ya te la corrieron medio metro más, la adrenalina generada también funciona como carcelera.”

El llame ya, la publicidad del analgésico de rápido acción, no son otra cosa que una pata de la imposición del hacerlo todo ahora, con la clara misión de boicotear el pensamiento reflexivo “Culturalmente lo antes mencionado está institucionalizado, las cosas tienen que ser ya, se ha achicado la brecha entre el deseo y la satisfacción. Es decir, esto de comenzar a desear algo, imaginarlo, trabajar para ser, y conseguirlo, en los tiempos del “ya”, deseo algo y lo obtengo. Hoy por hoy la valoración está situada en el tener, y no en el ser, tener lo último del mercado, lo que está de moda, nos pondría en sincronía con el sistema. Es así de cruel, pero es así de real, estamos transitando la época de las “multiventanas”, las abrimos en conjunto, nos recargamos de información y así nos enfermamos mentalmente.”

Consecuencias

Sobre las consecucioncitas de estar hiperconectados el psicólogo dijo “Lo primero que genera es ansiedad, irritabilidad, hiperreacción e impulsividad, estas son todas conductas propias de comportamientos adictivos de tener que resolver las cosas ya, ahora. A su vez esto es contaminante, y te transforma a vos en un sujeto irritable, un ejemplo notable es cuando una pantalla tarda dos segundos más en abrirse, ya uno comenta “está lento”, “que pasa con la conexión”, nos convertimos en un sujeto intolerante. Por eso volvemos a la definición de un “ser vacío”, llevar el celular a la cama cuando estás con tu pareja, estar jugando a la pelota con tu hijo y miras permanentemente el celular, hace reforzar la teoría de que estar hiperconectado, te desconecta del mundo que te rodea, del aquí y ahora, de vivir y disfrutar el presente.”

Tratamiento

Abordar esta problemática no es una tarea fácil, la misma permanece oculta gracias al aval de un progreso que sólo contempla lo tecnológico en detrimento de lo espiritual “Cuando esto adopta una característica que al sujeto lo hace sufrir, o comienza a generar malestar, comienza el tratamiento. Al ser algo que no se muestra, es decir que el paciente no lo asume, hay que buscarlo. En terapia a esto lo llamamos “egosintonía”, esto quiere decir que esta característica es tan propia de la persona, que no la reconoce como adquirida. Cuando se logra reconocer la adicción que se sufre, hay diferentes técnicas para llevar a cabo, una que está funcionando muy bien en terapia es “conciencia plena”, que no son otra cosa que ejercicios de meditación para poder relajar y contemplar el aquí y ahora. Esto va a ayudar a la persona a poder localizar cuales son los lugares que debe llenar en su interior para cambiar la estructura y poder aliviar los síntomas. Otra técnica es la que está ligada íntimamente al tratamiento psicológico, en profundidad y abordando cada uno de los detalles del caso.”