Por Alejandro Maidana

«En cada acto médico debe estar presente el respeto por el paciente y los conceptos éticos y morales; entonces la ciencia y la conciencia estarán siempre del mismo lado, del lado de la humanidad» René Favaloro

No es una tarea fácil lograr que profesionales de la salud hablen abiertamente del modelo productivo y sus consecuencias. Estandartes como Laureano Maradona y René Favaloro, médicos rurales que se animaron a interpelar a lo normado, suelen ser referenciados a menudo, pero muy poco imitados.

La sostenida presión de los laboratorios y el Estado, brindan un escaso margen de acción a aquellos que impulsados por su espíritu humanista, contemplan como sus sueños se desvanecen.

Arturo Serrano es un médico rural de la localidad santafesina de Santo Domingo, lugarcito que lo abraza hace 33 años. Este sanjuanino de origen, sostiene que practicar la medicina en este tipo de lugares “no garpa”. La escasa realización profesional, sumada a sueldos nada tentadores, provocó una deserción masiva dejando a los médicos rurales en una situación desesperante.

“La profesión en este tipo de parajes es prácticamente un apostolado. Muchos pueden pensar que el principal condicionante es el económico, que si bien juega un papel importante, existen otros, como por ejemplo la capacitación, el esparcimiento, el tiempo con la familia y el descanso”, relataba Serrano en charla con Conclusión.

La salud rural exige un sacrificio muy grande, debido a esto, son muy pocos los que se animan a transitarla. “Se deben asumir una serie de compromisos propios e impropios de la profesión, por ejemplo la dirección pediátrica, materna, adulta y ancianos, discapacidad y problemas laborales. Esa es la actividad del médico rural, una dedicación full time que ha llevado a que estas patriadas hoy se cuenten con los dedos de las manos”, dijo.

De hablar cansino y pausado, Arturo Serrano es una extensión más de la médula de un lugar que se detuvo en el tiempo. “Sigo persiguiendo el sueño de un cambio de paradigma en torno a la medicina rural. Claro está que para eso necesitamos mayor contención del Estado y responsabilidad de los privados en torno a las derivaciones”, sostuvo quién estudio la carrera de medicina en Córdoba, y es especialista en medicina generalista y de familia.

En el horizonte aparecen nuevos enemigos, los agrotóxicos

“Estamos transitando esto con mucha angustia, estoy aquí hace 33 años, la población no ha cambiado mucho de 30 años a esta parte, pasamos de 1.700 a 1.800 habitantes. Cuando pisé este lugar por primera vez, morían 1 o 2 personas por cáncer al año, hoy tenemos que decir que la cifra creció considerablemente, ya que perdemos a 12 o 13”, indicó con suma preocupación el médico rural.

Sobre el origen de este alarmante número de muertes, Serrano maneja una hipótesis que se consolida a lo largo y ancho del país, “debido a esto realizo un estudio de 20 años atrás a esta parte, llegando a la conclusión que el incremento del índice de mortalidad está relacionado a estas nuevas prácticas de los cultivos intensivos”, dijo.

Arturo Serrano no ha descansado presentando sus estudios tanto en congresos como en el Ministerio de Salud, lamentablemente no obteniendo eco alguno. “Recuerdo cuando lo mismo se publica en el Colegio Médico y un medio de comunicación lo levanta, ese sí fue el día en que el Ministerio tomó cartas en el asunto logrando ratificar en algunos casos los que veníamos marcando”.

El profesional destaca lo complejo que resulta poder brindar un diagnóstico sobre estas patologías, “se deben realizar un sinfín de trámites burocráticos para denunciar una intoxicación por agroquímicos, bajar fichas epidemiológicas que están ocultas, enviarlas por fax, es muy difícil que puedan imaginar el camino que uno debe transitar desde los burocrático, por ende ningún médico denuncia”.

Cuando la soledad lo transforma en un Quijote que batalla contra molinos de viento, “Santo Domingo forma parte de un nodo importante como Santa Fe capital, Las colonias, San Gerónimo y San Justo, o sea, un área geográfica grande, cuando yo traigo las denuncias epidemiológicas por intoxicación por agroquímicos, realizan un relevamiento de las mismas, y termino siendo siempre el único salame que se compromete con esto”, enfatizó.

La realidad es demoledora, el Ministerio de Salud tiene razón en argumentar que no tienen datos sobre esta nefasta contaminación, ya que los médicos no denuncian. “Debemos ser poco mas de 3.000 profesionales en toda esta extensa área, pero ninguna denuncia. Tiene que suceder que alguien por equivocación o para quitarse la vida ingiera altas dosis de estos químicos”.

Las enfermedades alérgicas, el hipotiroidismo, el autismo, suelen ser los detonantes de las maquiavélicas moléculas de estos productos. “Debemos entender que los efectos son a muy largo plazo, el cáncer, el alzhéimer y el parkinson, tienen ligación con esto que venimos mencionando”.

Serrano piensa negociar con el tiempo, uno de sus grandes enemigos, para poder hacer un escrito sobre el hipotiroidismo, “esto generalmente se daba en mujeres mayores de 60 años debido a la declinación de la edad, hoy comienza a aparecer en chicas de 25 o 30 años. Esto tiene que ver con el mecanismo de los agroquímicos que son irruptores hormonales. Los que nos sucede en torno a este modelo productivo es muy explícito, pero lamentablemente es luchar contra molinos de vientos”.

“Mientras no crezca la conciencia, es decir, consumiendo alimentos saludables, agroecológicos, esto no va a cambiar. La renta feroz que brinda esta práctica es la que condiciona todo tipo de acción que busque interpelarla. Pero es menester llevar algo de luz en este camino de sombras, los agroquímicos tienen su carta de defunción, en Europa comienzan a ser limitados y esto seguramente terminará replicándose aquí. Cabe destacar que para que eso ocurra deberá pasar un largo tiempo, ya que los países emergentes tienen otras limitaciones por su condición”, concluyó.

Foto: Documental «Salud Rural»