Como cada 3 de diciembre, hoy se festeja el día de los seres que dedican su vida a salvar la de los demás; hoy es el día del médico. La celebración tiene lugar también en otros países de América Latina en honor al natalicio del médico cubano Carlos Juan Finlay Barrés, quien sostuvo y confirmó la teoría sobre que la propagación de la fiebre amarilla ocurría a través del mosquito Aedes aegypti.

En Argentina se celebra desde hace exactamente 60 años, ya que en 1956 el Colegio Médico de Córdoba se adhirió a la conmemoración promovida por la Confederación Médica Panamericana (CMP), este hecho fue avalado por la Confederación Médica Argentina y el gobierno nacional de la República Argentina oficializó la fecha de la conmemoración por decreto.

Argentina es uno de los países con mayor cantidad de médicos por habitante, según el último estudio de demografía médica del Ministerio de salud de la Nación (de fecha diciembre de 2015) actualmente ejercen la profesión 215.820 médicos matriculados, de los cuales el 56% son varones y el 44% mujeres.

Las especialidades más elegidas por los profesionales son Pediatría, Clínica médica, Obstetricia y Ginecología. En tanto se inscriben anualmente en las 33 universidades habilitadas (entre públicas y privadas) aproximadamente 14.000 nuevos estudiantes a la carrera de grado y egresan anualmente 5.000 nuevos médicos en todo el país.

El Dr. Finlay Barrés, nació en la localidad cubana de Camagüey, el día 3 de diciembre de 1833. Su padre fue un médico de origen británico del que heredó la pasión por la profesión.

En 1865 el Dr. Finlay comenzó a ocuparse de la enfermedad, sus estudios resultaron en una hipótesis que presentó en 1881 ante la Academia de Ciencias de La Habana, el trabajo se titulaba «El mosquito hipotéticamente considerado como agente transmisor de la fiebre amarilla», en el cual describía las características y hábitos del mosquito y anunciaba el invaluable descubrimiento del contagio en seres humanos, en el informe exponía cinco casos donde se verificaba la propagación de la enfermedad por la picadura del mosquito.

Inicialmente su hipótesis fue totalmente descartada porque en la época la teoría médica dominante consideraba que la fiebre amarilla se transmitía por la ropa u objetos con los que tenía contacto el enfermo.

Pasaron casi dos décadas y un cambio de siglo sin tener avances sobre la enfermedad, hasta que una comisión para luchar contra la fiebre amarilla llegada desde los Estados Unidos corroboró y comprobó que la teoría del Dr. Finlay era cierta, a partir de allí, en 1901, se comenzó a trabajar en la prevención y lucha contra el mosquito Aedes aegypti como agente causante de la propagación de la enfermedad.

En 1955, la Confederación Médica Panamericana (CMP) estableció que se celebrase el día del médico en la fecha del natalicio del Dr. Finlay, ya que con su descubrimiento y persistencia se salvaron millones de vidas humanas.

El Juramento Hipocrático

Cuando llega el momento de la graduación, los médicos llevan a cabo el tradicional juramento hipocrático.

Hipócrates de Cos fue un médico de la Antigua Grecia que ejerció durante el llamado siglo de Pericles. Está considerado como una de las figuras más destacadas de la historia de la disciplina. Muchos autores se refieren a él como “el padre de la medicina”.

El conocido juramento hipocrático dice: “Juro solemnemente, por lo que para mí sea más sagrado, ser leal al ejercicio de la medicina, justo y generoso”.

“Viviré y practicaré mi arte con austeridad y honestidad. Donde quiera que entre, será para bien de los enfermos hasta el máximo de mis conocimientos, y me mantendré alejado de todo lo que sea error, corrupción y vicio”.

“Ejerceré mi profesión solamente para curar a los pacientes y no les daré medicamento alguno ni ejecutaré ninguna operación para un fin criminal aunque me lo soliciten. Vea lo que vea y oiga lo que oiga de las vidas de los hombres, que no deba ser dicho, lo guardaré como inviolable secreto”.

En tanto, fue Hipócrates quien escribió que “para el médico es muy importante presentar buen aspecto y estar bien alimentado, ya que el público considera que quienes no saben cuidar bien su propio cuerpo, no están en condiciones de pensar en el cuidado del de los demás”.