Al menos siete personas murieron y otras trece resultaron heridas hoy en un atentado suicida en Jalalabad, cerca de donde se reunían cientos de simpatizantes del presidente afgano, Ashraf Ghani, en la provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán.

Un atacante suicida hizo detonar los explosivos que portaba en su motocicleta alrededor de las 13.30, hora local (06.00 hora argentina), en el centro de la capital regional, Jalalabad, dijo el portavoz del gobernador provincial, Attaullah Khogyanai.

Cerca del lugar de la explosión, centenares de simpatizantes del dirigente del país se encontraban reunidos para mostrar su apoyo al Gobierno, si bien la concentración no resultó afectada por el ataque.

Ningún grupo ha reclamado todavía la autoría del atentado. En Nangarhar, fronteriza con Pakistán, actúan tanto el grupo yihadista Estado Islámico (EI) como los talibanes.

Además del insurgente, en el ataque murieron seis civiles, entre ellas una mujer y un niño, detalló la agencia de noticias EFE.

En Helmand, una provincia del sur del país conocida como una de las capitales mundiales del opio, el general afgano Wali Mohammad Ahmadzai informó que las fuerzas de seguridad habían ultimado al comandante talibán Mullah Nasir junto a otros cuatro milicianos.

«Las fuerzas de seguridad mataron al notorio comandante talibán Mullah Nasir junto a otros cuatro hombres armados de su grupo», informó el militar a la agencia de noticias china Xinhua.

Nasir, comandante de la llamada Unidad Roja de los talibanes y «gobernador» insurgente de Helmand, murió durante una misión especial de bombardeo el viernes pasado, añadió la agencia de noticias EFE.

Según el militar, la caída de Nasir preludia la derrota de los talibanes en esa provincia, donde los talibanes dominan al menos nueve de sus 14 distritos.

Wali era comandante de la Unidad Roja desde 2014 y desde entonces había dirigido la mayor parte de las ofensivas y operaciones especiales del grupo en el sur, oeste y noroeste de Afganistán.
En el bombardeo murieron, además, otros dos jefes talibanes y un insurgente suicida, según la fuente.

Desde el fin de la misión de combate de la OTAN en enero de 2015, Kabul ha ido perdiendo terreno ante los insurgentes hasta controlar apenas un 57 % del país, según el inspector especial general para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR) del Congreso de Estados Unidos.