El Ministerio de Defensa surcoreano aseguró hoy que llevará a cabo sus maniobras militares anuales con Washington una vez que concluyan los Juegos de Invierno de PyeongChang, pero podría aprovechar la visita esta semana de la hija del presidente de Estados Unidos, Ivanka Trump, para seguir impulsando el deshielo con Corea del Norte.

Es la primera vez que Seúl habla sobre estos ejercicios tras la histórica visita de una delegación norcoreana encabezada por Kim Yo-jong, hermana del líder del gobierno de Pyongyang Kim Jong-un, que en el marco de la cita olímpica escenificó el mayor acercamiento en años entre las dos Coreas, técnicamente aún en guerra desde 1963.

El gobierno surcoreano del liberal Moon Jae-in viene haciendo equilibrio desde su asunción en mayo último para avanzar en un acercamiento con el Norte sin romper lanzas con Washington, un aliado que posee 28.000 efectivos militares en su territorio y que mantiene una postura intransigente con Pyongyang, a la que exige su desnuclearización total.

El «deshielo olímpico» derivó en una invitación de Corea del Norte para que el presidente surcoreano participe en Pyongyang en la primera cumbre intercoreana de líderes en más de 10 años, pero su impacto no alcanzó para aplazar los ejercicios castrenses entre Washington y Seúl.

En un informe parlamentario, la cartera de Defensa surcoreana descartó hoy la posibilidad de suspender las maniobras conjuntas, aunque no mencionó fechas concretas para su inicio y tampoco hizo referencia explícita a si los ejercicios van a suponer un despliegue masivo de activos militares sobre el terreno.