Los hondureños votaron hoy, en un clima de tranquilidad pero con mucha tensión, para definir presidente entre el candidato de una alianza opositora que busca impedir la reelección del actual mandatario de centroderecha, Juan Orlando Hernández.

La falta de una prórroga al horario de votación causó malestar en algunas zonas, donde muchas personas se quedaron sin emitir el sufragio, aunque las autoridades argumentaron que tuvieron tiempo suficiente para hacerlo.

Las autoridades anunciaron que los primeros resultados oficiales estarán disponibles a partir de las 21 (las 24 en la Argentina), aunque dos horas antes podrán comenzar a difundirse guarismos de encuestas a boca de urna.

Más de seis millones de hondureños estuvieron habilitados para elegir presidente, vicepresidentes, 128 diputados al Congreso Nacional y los 298 alcaldes municipales.

Los principales candidatos presidenciales con posibilidad de triunfo en las elecciones votaron temprano y llamaron a la población a hacer lo mismo de manera masiva.

Medios locales e internacionales coincidieron en destacar los temores de fraude de la oposición, encabezada por el candidato presidencial y presentador de televisión Salvador Nasralla, a quien secunda el ex mandatario derrocado Manuel Zelaya.

La tensión electoral se debe a que estos comicios definían la apuesta de Hernández a ser reelecto con el apoyo del Poder Judicial y en contra de lo que dicta la Constitución, según la oposición.

Una consulta popular realizada por Zelaya con el objeto de reformar la Constitución y permitir más de un mandato presidencial fue la causa de su derrocamiento por las fuerzas armadas el 28 de junio de 2009.

En cambio, Hernández fue autorizado a optar por la reelección en 2015 por el Poder Judicial y en 2016, en votación dividida, por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), lo que fue rechazado por la oposición política, que alegó que ambos fallos violan preceptos constitucionales.

La carta magna hondureña autoriza una sola gestión presidencial en toda la vida de cualquier ciudadano, y esta cuestión fue la que motorizó el golpe de estado de 2009, apoyado por las dos fuerzas mayoritarias, el Partido Nacional (hoy gobernante) y el Partido Liberal, que se dividió por ese respaldo , así como por el Poder Judicial.

En busca de evitar la reelección de Hernández, el Partido Libertad y Refundación (Libre) de Zelaya se alió al Partido Innovación y Unidad Social Demócrata (Pinu) y al Partido Anticorrupción, cuyo fundador, Nasralla, es el candidato a presidente de la coalición.

Esta alianza plantea que la reelección presidencial debe ser autorizada por una reforma de la Constitución, y por eso son partidarios de llamar a una Asamblea Constituyente.

Fuera de esta confrontación quedó la otra fuerza tradicional del país, el Partido Liberal, que inicialmente también se opuso a la reelección de Hernández, cuya legalidad cuestiona, pero finalmente no quiso formar parte de la alianza opositora, y llevó como candidato presidencial a Luis Zelaya, que no es familiar de Manuel Zelaya.