La Corte Suprema de Brasil absolvió esta noche por mayoría de los cargos de corrupción y lavado de dinero a la presidenta del opositor Partido de los Trabajadores, senadora Gleisi Hoffmann, que estaba acusada de corrupción y lavado de dinero por haber supuestamente recibido para una campaña dinero desviado de la petrolera estatal Petrobras.

El fallo de la sala segunda del Supremo Tribunal Federal supone un duro golpe a un instrumento de la Operación Lava Jato, las delaciones, ya que los jueces consideraron que la acusación estaba basada en declaraciones de delincuentes confesos y no en pruebas materiales.

La decisión de la sala segunda fue tomada por 3 votos contra 2 y además de Hoffmann, absolvió a su marido, el ex ministro de Planificación Paulo Bernardo y a un empresario recaudador de la campaña de la jefa del PT al Senado en 2010.

La fiscal general, Raquel Dodge, había pedido prisión de la senadora, hoy convertida en principal portavoz del ex presidente Luiz Inácio Lula da SIlva, preso y condenado a 12 años y un mes por corrupción.

La acusación indicaba que Hoffmann recibió 1 millón de reales (unos 300.000 dólares) para su campaña por parte de la red de desvíos de la estatal Petrobras. «Aparte de los testimonios de los colaboradores de la justicia, restan apenas elementos de indicios, no es posible un juicio condenatorio», dijo uno de los jueces Antonio Dias Toffoli.

Otro juez que votó a favor de la absolución fue Gilmar Mendes, un abierto opositor al PT que criticó al juez Sérgio Moro y a los fiscales de la Operación Lava Jato por cómo condujeron las delaciones premiadas de delincuentes confesos que lograron reducir sus penas con su declaración. El instructor del caso, el juez Edson Fachin votó apenas por condenarla por falsedad ideológica, es decir, un delito excarcelable del fuero electoral, por recibir dinero no contabilizado.

El juez entendió que ella no tenía conocimiento ni podría dar algo a cambio de una supuesta donación ilegal.

La absolución de la líder del PT es clave para entender el accionar de la Sala II frente a los casos de la Lava Jato, ya que sus miembros son considerados el ala progresista y menos punitivista del alto tribunal.

Esta sala el próximo martes 26 abordará un pedido de liberación de Lula para esperar la resolución de la tercera instancia sobre su condena a 12 años y un mes por corrupción en libertad y poder ser candidato a las elecciones de octubre, en las que aparece como favorito.