«En algún lugar, sobre el arco iris, los cielos son azules 
y todos los sueños  que te animas a soñar se hacen realidad».  

El Mago de Oz

Cada mañana inician un viaje, llevando como equipaje ganas de cantar, jugar, educar, dibujar, sentir y sobre todo kilos de amor. Entre todos forman un barco que hace 38 años sale a navegar colmado de niños y con el objetivo de generar curiosidad, divertirlos, hacerlos pensar, imaginar y compartir. Se trata de un tradicional e histórico rincón de la ciudad que marcó, marca y marcará la infancia de miles de rosarinos. El Jardín Materno Infantil Osecac Rosario cumplió 38 años y siguen formando parte de cientos de familias.

«Cada cumpleaños sentimos que un año más es un año que aprendió, que creció, con más cariños, más amor. El jardín es como nuestra alma, es todo amor», dijo con la voz entrecortada de emoción la Coordinadora pedagógica Mónica Risso. A su lado, con lágrimas en los ojos Graciela «Pipi» Spooner, la Directora del Jardín sostuvo que siempre reiteran que «dentro de lo suyo, el jardín es una isla». «Es una isla donde la paz, la risa, los juegos y la vida misma aparece en toda su potencia. Gracias a la vida que me ha dado tanto, de trabajar de lo que nos gusta y encima en este lugar», agregó.

«Este trabajo te atraviesa. A nosotros nos marcó»

Dentro del jardín se respiraba aire de cumpleaños. En cada salita hubo tortas y globos, obras de teatro y actividades especiales. Para el almuerzo menú especial: milanesas con papas fritas para todos. Cantos, bailes y aplausos, risas y mucho dulce de leche acompañaros el feliz festejo.

«Y aunque no camines a mi lado, yo estaré allí. En cada risa , en cada juego, porque te llevaste un pedacito mío»

Este cumpleaños número 38 fue especial en el Jardín. Tuvieron la visita de ex alumnos que hoy tienen entre 14 y 16 años y la emoción estuvo a flor de piel. «Que ellos vuelvan y que recorran el jardín, emocionados con lo que recuerdan y lo nuevo…eso es lo más importante», enfatizó Mónica.

Los ex alumnos resaltaron que volvieron «por amor al jardín». «Recuerdo cosas, personas, anécdotas re lindas», dijo una ex alumna.

Andrea, una docente con 30 años de trayectoria dentro de la institución manifestó su emoción por la visita de los adolescentes y sumó: «Te moviliza mucho sumado a la sonrisa y a la alegría de los chiquitos que están ahora». Noe, una de las seños más nuevas, contó que ella lo vive «de una forma particular» ya que además de haberse convertido en docente del Jardín, es ex alumna de la institución y hoy comparte la docencia con quienes fueron sus «señoritas» cuando era pequeña. «Es volver a rememorar lo que viví de chica, ahora con ellos», finalizó.

«Son momentos mágicos cuando es el cumple del Jardín por la preparación nuestra y de los chicos…se vive como una fiesta», agregó Ariana, otra docente que recorre el camino hace doce años y quién además lo vivió como mamá llevando a sus niños allí.

«Nos llena el corazón pensar que se van a llevar algo nuestro y vivir cada conmemoración con el sentimiento que pone cada uno de ellos», finalizó «la seño Noe».

El Jardín Maternal abrió sus puertas por primera vez el 15 de julio de 1980. Su creación obedeció a cubrir las necesidades de cuidado de los hijos de las empleadas de la obra social Osecac, para luego extender este beneficio a todas las madres trabajadoras del gremio mercantil.

Luego del Jardín Materno Infantil Osecac Rosario, la obra social crea tres nuevos jardines en Capital Federal y uno en la provincia de Buenos Aires. La calidad prestacional, el nivel de organización, la actualización profesional y su buen desempeño, fueron los aspectos que llevaron a la Organización Mundial de Educación Preprimaria (Omep) a posicionarlos dentro de los cuatro primeros lugares a nivel mundial.

Las crisis por las que atravesaron las instituciones en nuestro país en los años 90, desembocaron en el cierre de uno de dichos jardines y la concesión de tres de ellos. Sólo el Jardín Rosario logró subsistir, gracias al apoyo de la Asociación Empleados de Comercio Rosario, los esfuerzos de su personal y el reconocimiento de la comunidad.