Por Marcelo Chibotta

El cielo gris amenazaba y los primeros vientos fríos que atravesaban el sur rosarino anunciaban que el otoño está listo para presentarse en toda su majestad. A pesar de lo normal que se mostraba el clima, para Andrea Fernández y David Mansilla no era un día común. Ambos son transexuales y fueron contratados para trabajar en la Cooperativa Canto Rodado que presta servicios a la Municipalidad, en el marco del denominado Plan Abre.Trans 2

Vestidos con sus mamelucos y borceguíes nuevos, los dos trabajadores se colocaron los arneses, se pusieron los guantes y se calzaron los cascos para comenzar su tarea sin demasiados preámbulos.

Después de subir diez pisos por las escaleras (los ascensores hace rato que no funcionan) y llevar los elementos necesarios para hacer trabajos de pintura en torres ubicadas en el extremo sureste de la ciudad, se tomaron un tiempo para conversar con Conclusión a pesar de que sus alientos entrecortados denunciaban el esfuerzo hecho.

«Estamos emocionados –contó David– porque la verdad es que conseguir trabajo es muy difícil y tener la oportunidad para demostrar lo que podemos hacer es muy alentador para nosotros».

Enseguida, expresó que desde junio del año pasado «no tenía nada de trabajo» y que lo último que había hecho fue trabajar como freelancer haciendo traducciones del inglés al español «o cualquier trabajito que se presentaba».

Luego, relató su experiencia de búsqueda laboral: «Yo veía que por mi condición de trans tenía menos posibilidades. Es difícil que te tomen en serio y que alguien te dé una oportunidad. No entiendo muy bien cómo piensa un empleador, porque pienso que si hay una persona que está dispuesta a trabajar, a cumplir, que es honesta, la apariencia y todo lo demás es secundario, a menos que seas modelo, ahí sí que es primario, pero en un trabajo como los que yo buscaba es secundario».

Agradecido al Movimiento Evita, David se encargó de aclarar que no forma parte de él pero por haber sido esta agrupación la que le facilitó la oportunidad de trabajar aclaró que no forma parte, «pero que en todo lo que pueda colaborar», lo hará.

Enseguida, dejó un mensaje: «A los empleadores les diría que den la oportunidad porque una chica trans es como cualquier otra y tiene las mismas capacidades como cualquier otra mujer. La condición de trans no la hace menos persona o menos capaz de llevar a cabo un trabajo».

Por su parte, AndEdificiorea reveló que «la sensación es linda ya que es un trabajo normal como puede tener cualquier persona, y añadió: «Estaba muy ansiosa, empecé y ya estoy cansada, pero tengo un cansancio lindo que deseo perdure».

Con el mismo ánimo que manifestó desde la primera palabra, también contó: «Yo estaba haciendo la calle y quería tener un trabajo normal como cualquier persona. Me quería acostar en un horario normal y levantarme para venir a trabajar como lo hice hoy».

«Yo trabajaba en la calle porque no nos daban opciones y una tiene que vivir. Ser trans significa un montón de cosas, como por ejemplo estar sola. Si bien yo tengo el apoyo de mi familia, hay muchas chicas que están solas, y por tener esta condición nadie te quiere dar un trabajo, te miran con otra cara», agregó la flamante trabajadora.

Y más adelante especificó: «Por ejemplo vas a pedir trabajo a la Municipalidad y te dan un preservativo y un gel, con eso te están diciendo que sigas haciendo la calle, ¿no?».

Estas primeras experiencias, las de David y Andrea, se produjeron en el marco de la discusión que se lleva a cabo en el Concejo Municipal del proyecto de Cupo Laboral Trans. La iniciativa propone que el Estado vele por el cumplimiento del derecho al trabajo digno de las personas trans.

Encuentro con una realidad dolorosa

En la esquina de las calles Isola y Maestros Santafesinos, en el extremo sureste de Rosario, está situada la Plaza Rodolfo Walsh. Cruzando la calle, se yerguen las tres torres de diez pisos y unos veinte edificios bajos de dos pisos, en un barrio que tiene a la basura como protagonista del paisaje.

Allí se producirá la intervención del denominado Plan Abre con el trabajo de pbasuraintura en dichas construcciones.

«Las redes cloacales están destruidas», comentaba un vecino antes de señalar un contenedor de basura, lleno a más no poder y rodeado de bolsas de deshechos.

«Y eso que pasó el basurero por acá», agregaba.

En una de las torres que se van a pintar a instancias del Plan Abre, hay una filtración producto de la rotura de caños de la red cloacal que queda evidenciada en las mismas paredes de la construcción.

Pero la cosa no queda ahí. Para acceder a la terraza no hay más chance que hacerlo por la escalera ya que «hace muchísimo tiempo los ascensores están rotos y los vecinos de los pisos más altos sufren una odisea cada vez que tienen que salir», expuso otro vecino.

Vale aclarar que esos edificios formaron parte del viejo Plan Fonavi, y que si bien algunos departamentos ya están escriturados, muchos están en una situación de franca irregularidad.

«Está bien pintar los edificios –indicó otro habitante del lugar– pero de nada sirve si los ascensores no andan, si las paredes tienen filtraciones de líquidos cloacales y si el barrio es casi un basurero».