Por Andrea San Esteban

A partir de la muerte de 1.134 personas en una fábrica de ropa de Bangladesh, hace tres años, se empezó a estudiar el índice de transparencia de la moda. En la actualidad, el último informe de Fashions Revolutions y Ethical concluye en que «hay muchas empresas que no saben realmente dónde se está fabricando su ropa».

«La gran mayoría de las marcas de moda no son dueñas de las instalaciones de manufactura, dificultando el hecho de monitorear o controlar las condiciones de trabajo a lo largo de la cadena productiva. Una marca puede realizar un pedido con un proveedor, el que a su vez subcontrata a otra fábrica para que realice el trabajo. Eso pasa con regularidad a lo largo de la industria y presenta un gran desafío a las mismas marcas de ropa, como también a las personas que trabajan en la cadena productiva que se convierten invisibles en este proceso”.

Moda y Derecho Humanos

Ser transparentes crea la oportunidad para la acción colaborativa entre las empresas, el gobierno, las ONGs, sindicatos y las personas, de trabajar por construir una industria de la moda más justa, limpia y segura.

“La transparencia significa que empresas tengan un real conocimiento de quién hace sus productos, desde quién los cosió, hasta el que tiñó la tela y cultivó el algodón”, evitarán la muerte de los trabajadores y cumplirán con una responsabilidad social.

Adidas, H&M, Levi Strauss & Co, Nike

«Sólo cinco marcas (Adidas, H&M, Levi Strauss & Co, Nike, que incluye a Converse) tienen mejores prácticas en cuanto a mantener una lista, disponible públicamente, de la gran mayoría de sus abastecedores de CMT”.

Hay un total de 24 compañías que señalan que realizan «seguimiento de sus proveedores o su local, pero no publican esta información. Doce compañías no parecen rastrear el primer eslabón de su cadena de suministro, o al menos esa información no está públicamente disponible».

«Mientras que únicamente dos compañías (Adidas y H&M) publican detalles de sus proveedores de segundo nivel (fábricas textiles y subcontratistas)”. Sin embargo, la mayoría de las 40 compañías encuestadas parecen “tener poco (30% de las empresas encuestadas) o nada (53%) para demostrar que rastrean de donde vienen las materias primas y otros recursos”.

Mano de obra esclava

En Argentina los talleres clandestinos abundan: “180 por ciento de la vestimenta que hay en nuestros roperos es producto de la explotación textil”, sostienen Andrés La Penna y Sebastián Di Doménica.

Ambos investigadores y directores del documental “Crónicas de explotación”, saben que aunque no haya cifras oficiales, la mayoría de lo que vemos en las vidrieras de los shoppings se cose con los hilos del desamparo. Claro que se oculta la hilacha: “Las grandes marcas de indumentaria proceden tercerizando el trabajo de costura final. Esa tarea es encomendada a otros, que a su vez también la delegan».

Came

Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa, los organizadores del trabajo esclavo movilizan 75.000 millones de pesos y eluden el pago de impuestos por 15.000 millones de pesos por año.