Por David Narciso

Si bien las elecciones primarias de este domingo seleccionan los candidatos que competirán en las generales de octubre, los resultados definirán un puñado de controversias centrales en la política santafesina.

Cambiemos vs Frente Progresista

Con la decisión del intendente de Santa Fe de pasarse del Frente Progresista a Cambiemos, el gobierno nacional encontró quién le abra la puerta para intentar por otros medios lo que no pudo con la candidatura de Miguel del Sel en 2011 y 2015.

Corral está obligado a salir bien parado de las urnas, porque perder la elección de concejales en la ciudad que gobierna debilitaría su proyección al resto de la provincia. Si ganase, intentará saltar el cerco y expandir el virus amarillo más allá del río Salado. Hasta el momento, las trincheras del Frente Progresista resisten.

Más aún, Lifschitz empezó a pasar revista entre los radicales de su gobierno que vienen de grupos afines o que coquetean con el macrismo. Así, la secretaria de Energía, salida de la Universidad del Litoral, fue la responsable de rebatirle los reclamos de Corral por un gasoducto. Y el ministro de Trabajo Julio Genesini (UCR-MAR) de tomar distancia de la ley de riesgos de trabajo que exige Macri. También hubo señales de disciplinamiento para los presidentes comunales de la UCR.

La batalla capital

El campo de batalla será la capital provincial. Corral promueve a su funcionario Carlos Pereira como primer candidato a concejal. El socialismo, desobligado de los compromisos preexistentes, bajó al senador Emilio Jatón. El periodista ya le ganó a un candidato de Corral en 2015 y ahora lidera las preferencias con comodidad.

Socialistas y el resto de la UCR entendieron que no podían esperar a 2019 para frenar a Corral, que cuanto más tiempo pase más chances tiene de crecer. Por eso le plantó pelea en su propia casa. Si gana Corral, gana Macri y la capital se afianzará como su base de operaciones. Si pierde, otra avanzada habrá sido repelida, aunque no será la última.

El portazo de Corral, sumado al ambiguo rol de otros radicales, apura el proceso de redefiniciones que se gesta en el Frente Progresista. Todavía es difícil entrever en qué derivarán las controversias internas subsistentes, así como la influencia de los cambios políticos del país. Asediado por el kirchnerismo primero y por Cambiemos ahora; replegado fronteras adentro de la provincia y sin paraguas nacional bajo el que guarecerse, el sendero de su construcción se estrecha. Abrazarse a la rica tradición autonomista de Santa Fe es una posibilidad que despunta el horizonte.

Peronismo vs peronismo

El justicialismo lleva a las urnas un pleito irresuelto. En el caso del kirchnerista Agustín Rossi, probablemente podría conformarse con verificar su vigencia, volver al Congreso nacional y esperar desde allí, teniendo en cuenta un contexto de fin de época que atraviesa a la experiencia que gobernó entre 2003 y 2015.

El resto, denominado Nuevo Espacio Santafesino, es un conjunto heterogéneo sustentado por el poder territorial de los senadores departamentales, los foros de Intendentes y presidentes comunales del PJ y un centenar de sindicatos que aportan estructura y fondos de campaña.

A decir verdad, NES nació como reacción a la candidatura de Rossi y fue promovido por los senadores. Los caciques territoriales  pisan fuerte dentro del partido y en sus respectivos departamentos, pero son incapaces de generar un candidato que sintetice semejante bloque de poder. Alejandra Rodenas es la emergente de ese déficit.

Nuevo Espacio Santafesino representa la idea de un PJ deskirchnerizado y con las manos libres para lo que alumbre la era poskirchnerista. Sus referentes no dejan de observar la dinámica que toma el PJ a nivel país, pero tienen claro que el proyecto es provincial: la Gobernación en 2019 es el objetivo y la candidatura de Omar Perotti la herramienta.

El desafío para no complicar esos planes es evitar la fuga de votos que en repetidas ocasiones sufrió el peronismo entre una primaria y la general.

Grandes vs chicos

Unite es una famosa pyme electoral que usa los intersticios de la ley para recaudar. Esta vez, una de las ocho listas oficia de muleto para el radical Jorge Boasso después que le cerraran las puertas de Cambiemos. ¿Hay lugar para un espacio crítico dentro de Cambiemos?

Otra incógnita son el Frente Social y Popular y Ciudad Futura. Paridos ambos por militantes sociales y políticos de las márgenes de Rosario, el intento de unir fuerzas en una alianza murió no nato. Es cierto que transitan construcciones distintas, pero representan la misma porción del electorado.

El FSP enfoca en ganar presencia legislativa. Ciudad Futura en ser una opción de gobierno para Rosario. Los dos concentran esfuerzos en la ciudad y con ese impulso se juegan la patriada por una banca en el Congreso.

Por tratarse de una elección legislativa, la lógica dice que aumentan las chances de las propuestas electorales minoritarias. No siempre se cumple, y más en esta oportunidad, con apenas 9 bancas disputadas por 57 listas de 18 frentes.