por Florencia Vizzi

El primer tramo del juicio que se sigue por  la voluminosa causa 913/12, y que pretende probar que la banda conocida como Los Monos conformaba una asociación ilícita destinada a cometer daños, lesiones, homicidios y a vender protección a otras bandas criminales, sigue su curso en el Centro de Justicia Penal de Rosario con  intensos interrogatorios, algunos de ellos de más de 12 horas de duración. En esta segunda semana, en la cual  comenzó el desfile de testigos, todo el centro de atención está en el accionar de la cuestionada y ya disuelta Brigada de Operaciones Judiciales (BOJ), cuyos integrantes fueron los responsables de las tareas investigativas, que ordenaba el  juez Juan Carlos Vienna y cuyos resultados confluyeron en el juicio.

Luego de extensa jornada del día lunes, en la cual prestaron testimonio entre otros, el comisario Cristian Romero, entonces jefe de la División Judiciales y el subcomisario Luis Quevertoque, sobre los que dispararon las defensas para demostrar que la investigación estaba viciada, este martes continuarán declarando otros  integrantes de la Brigada, fundamentales para establecer cómo fue que se construyó la causa. Entre ellos se cuentan Raúl Tirrito Saconne, quien conducía la Brigada y Ariel Lotitto, señalado por sus superiores como el coordinador del “trabajo de calle”.

Escuchas escuchados                                                        

En su testimonial del lunes, el comisario Romero incurrió en ciertas contradicciones, que terminaron evidenciando una suerte de falta de fundamentos judiciales para que el crimen de Martín Paz fuera investigado por el BOJ en el marco de la “Operación Sicarios”. En ese sentido, las Defensas apuntaron a una supuesta relación cercana entre Cristian Romero y Juan Carlos Vienna, que habría torcido la voluntad del magistrado para direccionar la investigación en un sentido que algunos tachan de inexplicable.

Para que eso fuera develado, las Defensas solicitaron al Tribunal que fueran expuestas dos escuchas telefónicas que tuvieron como protagonistas al propio Cristian Romero.

Se trató de dos conversaciones sostenidas durante el mes de enero de 2014, luego del crimen de Luis Medina, con su subalterno Ariel Lottito. En ambas, los policías reflejan un particular interés en que su trabajo permanezca bajo la órbita de Juan Carlos Vienna. En la primera, se refirieron a la necesidad de que la investigación del homicidio de Medina se acumule en el juzgado de ese  magistrado. Para ello se propusieron utilizar informes anteriores relativos al tema para que pudieran cerrarlo “mucho más rápido”.

En la segunda grabación se los escucha especular sobre que, más allá del cambio al nuevo sistema judicial en la provincia (luego de la reforma del Código Procesal Penal que se implementó en Santa Fe en febrero de 2014), no deberían preocuparse porque, según manifestó Romero: “total vamos a seguir con Vienna en el viejo sistema”.

Si bien el comisario reconoció su voz y la de Lotitto le restó importancia a ambas conversaciones, y manifestó que su subalterno es de “hablar mucho” y que ya ni recuerda de que se trataban esas conversaciones.

El subcomisario

Así como el comisario Cristian Romero se desentendió de ciertas responsabilidades y refirió que los responsables de recabar la información y chequearla eran quienes “hacían el trabajo de calle”, el testimonio del subcomisario Luis Quevertoque no aportó demasiado, y casi por la fuerza, la Fiscalía logró que su testimonio reflejara algún tipo de fundamento jurídico para que se investigara a la familia Cantero por la muerte de Martín Paz.

Luis Quevertoque estaba a cargo de redactar los informes  de la BOJ, y esa información se obtenía, según sus dichos, «con informantes de calle, gente de la zona» que brindaban datos, nombres, teléfonos y direcciones. Interrogado sobre por qué la familia Cantero quedó en la mira por el crimen del «Fantasma» respondió que surgía del expediente, por una deuda que no pagó».

El contrainterrogatorio de la defensa fue mucho más complejo, repetidamente Quevertoque dijo no recordar detalles, ni informantes, a tal punto que uno de los defensores solicitó que se le abra una causa por falso testimonio. Sólo luego de una repetida presión de la defensa, se refirió a un ex barra brava de Central como informante. Pero su testimonio no alcanzó para limpiar las dudas en cuanto a por qué el homicidio de Paz derivó en una investigación que se centró casi exclusivamente en la familia Cantero.