El detenido ex vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, fue trasladado hoy por primera vez desde la cárcel de Ezeiza a los tribunales para asistir al juicio oral en su contra por la venta de la ex Ciccone Calcográfica.

Con fuerte custodia del Servicio Penitenciario Federal, Boudou fue ingresado a la alcaidía de Comodoro Py 2002 con casco y esposado, y, poco después, llegó a la sala de audiencias del Tribunal Oral Federal 4, ya sin esposas y de traje.

El ex vicepresidente detenido el 3 de noviembre pasado por orden del juez federal Ariel Lijo acusado de supuesto lavado de activos en la causa en su contra por enriquecimiento ilícito, pidió escuchar al testigo José Capdevilla, ex jefe de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Economía cuando presidió esa cartera.

El primero en ingresar a la sala fue su consorte de causa José María Núñez Carmona y luego lo hizo él por una puerta lateral que también usan los jueces del Tribunal.

A ambos detenidos los escoltaba personal del Servicio Penitenciario Federal.

Ya con libertad de movimientos, Boudou abrazó a su abogado Eduardo Durañona y al de su socio, Matías Molinero, y luego conversó informalmente con ambos y con Núñez Carmona.

Este último está en la cárcel de Ezeiza junto con él pero ambos no se ven y están alojados en diferentes módulos.

Luego, Boudou se sentó junto a su abogado para leer partes del expediente, conversar, tomar agua y comer caramelos hasta que empezó la audiencia.

«Estoy un poco nervioso, me tuve que ir del país, perdí mi trabajo, mi trayectoria y mi carrera en el Ministerio de Economía por esta causa», arrancó Capdevilla ante los jueces.

Entre los acusados, lo escuchaban Boudou y el también preso José María Núñez Carmona mientras que otro enjuiciado, Alejandro Vandenbroele no asistió a la audiencia y sí lo hizo su nueva defensa oficial.

Vandenbroele se presentó ayer en la fiscalía federal de Jorge Di Lello para pedir incorporarse a un programa de protección de imputados colaboradores, que funciona en el ámbito del Ministerio de Justicia de la Nación.

Esto ya no podrá efectivizarse para lo que se ventila en este juicio oral pero sí en tres causas aún en trámite en el juzgado federal de Ariel Lijo.

Capdevilla recordó que ingresó a Economía en 1991 en la gestión de Domingo Cavallo y fue funcionario de carrera.

En ese contexto, remarcó que nunca antes había tenido que dictaminar si correspondía o no levantar una quiebra, como hizo Economía en la causa Ciccone bajo la gestión de Boudou.

«Era una cuestión que excedía lo legal, era una cuestión de mérito o conveniencia», agregó el testigo, quien dijo que renunció al organismo a pedido del sucesor de Boudou, Hernán Lorenzino, quien le dijo que «no era confiable».

Capdevilla sostuvo que se le pidió analizar el expediente Ciccone después de que Economía recibió una consulta de la AFIP a cargo de Ricardo Echegaray, sobre la conveniencia o no de concederle un plan de pago.

Sin embargo, reconoció que no se le dijo qué poner en el dictamen. «No recibí instrucciones sobre su contenido, pero no sé quien tomó la decisión de contestarlo», sostuvo.

El testigo recordó que redactó el dictamen y el entonces ministro de Economía Boudou lo firmó.

Ese dictamen avalaba intervenir en la quiebra, que fue levantada y entonces la imprenta pudo ser adquirida por el fondo de inversión The Old Fund, en el que ya estaba como titular Vandenbroele.

Capdevilla recordó haber recibido amenazas cuando declaró como testigo en la causa que estuvo a cargo del juez federal Ariel Lijo.

Y tomó la decisión de irse del país.

«Me afectó mucho la muerte del Nisman. Si mataron al fiscal más cuidado, qué quedaba para un simple testigo», agregó.

El testigo dijo haber conocido a Nuñez Carmona cuando tuvo un puesto en la Comisión Nacional de Correos y que años después lo reencontró en una reunión en Economía cuando Boudou era ministro.

Capdevilla sostuvo que Lorenzino le pidió la renuncia y que se fue sin dinero del Ministerio porque objetaba las cuestiones relativas a CVS, como se rebautizó a Ciccone cuando se dispuso su estatización.