El interventor de la Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM), Luis Riva, reconoció que la fábrica de explosivos Fanazul, ubicada a 30 kilómetros de la ciudad bonaerense de Azul, cerró definitivamente sus puertas.

El funcionario señaló que la decisión se tomó luego de evaluar la necesidad de darle «viabilidad y fortaleza a la empresa». De esta manera fueron despedidos 219 empleados que estaban contratados.

En declaraciones a la radio LU32 de Olavarría, el interventor de la DGFM reconoció que la planta no volverá a abrir sus puertas y se refirió a la situación de los trabajadores.

«Eso le corresponde a la sociedad azuleña. Entiendo los problemas y dramas personales y familiares pero nosotros debemos cumplir la responsabilidad como empresa», dijo.

El funcionario aclaró que los 35 empleados de planta permanente que no fueron despedidos se dedicarán a cumplir tareas de seguridad de los explosivos y materia prima allí acumulados.

El delegado de ATE en la fábrica, Omar Menchaca, aseguró a su vez que casi la totalidad de los empleados del polvorín fueron despedidos y «los que quedan no tienen la capacitación para contener cualquier problema que surja».

Los trabajadores despedidos realizarán hoy una movilización por las calles de Azul, un acampe en las inmediaciones del Municipio y convocaron a un apagón en la ciudad entre las 21 y 21:30.

En la mañana del martes, los trabajadores de Fanazul se habían presentado en la fábrica para ingresar a su lugar de trabajo. La fábrica se encontraba rodeada de las fuerzas de seguridad Nacional, Policial Federal y efectivos de Gendarmería, quienes no le permitieron la entrada a quienes están bajo la modalidad de contratados. Además, en la puerta de ingreso se encontraba un cartel que indicaba que la fábrica permanecerá cerrada desde el 2 de enero al 14 de febrero.