Nuestro país vive una de las más duras crisis económica, producto de las políticas implementadas desde la asunción de Cambiemos al Gobierno Nacional, encabezados por el Presidente Mauricio Macri.

Desde diciembre de 2015 (llevamos dos años y medio), fecha en que el PRO y sus aliados se hacen cargo de los destinos de la Argentina, las medidas de ajuste han perjudicado sobremanera a los sectores más desprotegidos.

Escasa asistencia social, eliminación de planes de ayuda, recortes en los presupuestos destinados a atender a esos sectores, etc., son parte de un abanico de medidas que solo han potenciado la precariedad en la que viven millones de argentinos.

Ese panorama se agrava diariamente a partir de despidos de trabajadores, cierre de pequeñas y medianas empresas, casi nulas posibilidades de reinsertarse en el mercado laboral, etc. Todo, en medio de anuncios grandilocuentes y siempre a la espera del “segundo semestre” mientras el dinero no alcanza ni para el primero.

A la falta de puestos de trabajo y medidas que morigeren la acuciante situación económica, se le ha agregado una incontrolable suba de precios en los productos de primera necesidad, básicamente los del sector alimenticio, pero también en higiene personal, indumentaria, servicios públicos como transportes, electricidad, gas, etc.

Observando los anuncios y las medidas más recientes adoptadas por el Gobierno de Cambiemos, nada hace prever que los sectores más perjudicados vean revertir su situación, ya que solo se sigue favoreciendo a quienes comandan la llamada “timba financiera”, o sea a los sectores más concentrados del poder económico.

El aumento de los combustibles

Como una especie de paraguas encubridor de este negro panorama, los argentinos vemos que tampoco hay medidas que puedan controlar la cada vez más alta inflación, donde impactan fuertemente las incontrolables subas de precios de los combustibles.

Quizás sea una obviedad decirlo, pero vale reafirmar que a partir de los aumentos en las naftas, el gasoil y el GNC, con justificativos o sin ellos, en este país todo aumenta, “menos los sueldos”, como se escucha repetidamente, con absoluta razón.

A poco de asumir el nuevo ministro de Energía, Javier Iguacel, afirmó que los precios de los combustibles en Argentina estaban en consonancia con los registrados en los países de nuestra región.

Puede ser cierto, pero no menos cierto es que no hace mucho tiempo atrás, desde el Gobierno Nacional de Cambiemos se dijo que iba a haber un control “estricto” en dichos precios, pero a poco de andar, y luego de 16 años, liberaron los mismos, llegándose al día de hoy donde cuesta cada vez más llenar el tanque.

Un lugar nada alentador

Dicha libertad para que las petroleras fijen los precios a su arbitrio, puso a nuestro país, desde abril de este año, en el ranking de las naftas más caras de América latina.

Medido en dólares, el precio promedio de las naftas en nuestro país está en 1.14 la súper y 1.28 la de mayor calidad (Infinia, por ejemplo, en YPF).

Otro dato revelador de la magnitud de los aumentos en los combustibles es comparar cuánto costaba el litro en 2015 y cuánto en la actualidad: $ 14.46 / $ 32.27 – $ 15.67 / $ 36.38 – $ 12.52 / $ 32.35 (este último gasoil).

Es decir que, en solo tres años, se registró una suba promedio de más del 100 por ciento.

En cuanto al gasoil, combustible vital en el transporte de cargas, de pasajeros y en las maquinarias agrícolas, su precio promedio en dólares ronda 1.07 para el “Premium” y 0.85 para el común.

En los dos extremos

Otros valores, siempre en dólares/litro y en promedio, se dan en estos países americanos: Estados Unidos, 0.84; Nicaragua, 1.07; Paraguay, 1.08; México, 1.09; Brasil, 1.17, y Cuba, 1.23.

A nivel mundial, entre las naciones donde el litro de nafta es más barato, siempre en dólares/litro, figuran: Venezuela, 0.01; Irán, 0.28; Egipto, 0.43 y Angola, 0.63.

En la otra punta, con los registros más altos, podemos mencionar a: Hong Kong, 2.12; Islandia, 2.11; Noruega, 2.08, y Grecia, 1.94.

Como ha ocurrido en casi todos los momentos en que hay subas en los precios de combustibles, YPF es la petrolera que marca el camino y luego se suman Shell y Axion. En estas tres se prevén otros aumentos paulatinos para ser aplicados en lo que resta del año.

Durante la semana pasada, Axion aumentó sus naftas en alrededor del 0.9% y 2.8% para el gasoil.

En la ciudad de Buenos Aires, esa marca cobra $ 28.41 la súper; $ 34.12 la Premium, y $ 24.74 el gasoil.

Por su parte, los precios de YPF son: $ 28.11; $ 33.65, y $ 24.44, respectivamente.

En cuanto a Shell, siguiendo ese mismo orden, los valores son: $ 29.52; $ 34.99, y $ 25.82.

En general, y salvo algunas excepciones donde los valores son mucho más elevados, en el interior del país los promedios son $ 31 para la súper y $ 37 para las naftas Premium.