La demanda de productos orgánicos está en aumento, especialmente en Estados Unidos y Europa, y las ventas globales se están acercando a 90.000 millones de dólares en facturación, al tiempo que Argentina tiene 3,1 millones de hectáreas de producción orgánica certificada y ocupa el 2º lugar en el ranking de países en el mundo, detrás de Australia.

En Estados Unidos los productos orgánicos representan el 5 por ciento del mercado de alimentos, y la facturación del sector para 2016 asciende a US$ 43 mil millones, según la Organic Trade Association (OTA).

Europa también es uno de los principales mercados: según la Federación Alemana de la Industria de Alimentos Orgánicos (BÖLW), el mercado orgánico de Alemania creció casi un 10 por ciento en 2016, en el mismo período hubo incluso un aumento de más del 20 por ciento para el mercado francés según la Agence Bio.

En este contexto, el informe de perspectivas de la agricultura en América Latina y Caribe presentado hoy en Costa Rica por la FAO y la Cepal señaló que «el reto para América Latina y el Caribe (ALC) radica en que las cadenas de valor puedan responder de manera oportuna a estas tendencias, especialmente en los países desarrollados, que son sus principales destinos de exportación».

En términos del área de producción destinada a la agricultura orgánica, en 2014 en los países de ALC existían alrededor de 460 000 productores manejando 6,7 millones de hectáreas, lo que constituía cerca del 13 % del total mundial.

La lista de dichos países está encabezada por Argentina, con alrededor de 3,1 millones de hectáreas; seguida por Uruguay, con 1,3 millones; Brasil, con 750.000 (2014); México, con 584.000; Perú, con 327.000; República Dominicana, con 164.000; Bolivia, con 114.000; Paraguay, con 64.000; y Ecuador, con 46.000.

A nivel mundial, Argentina está detrás de Australia, que cuenta con unas 22 millones de hectáreas orgánicas certificadas.
Asimismo, la FAO observó que Estados Unidos está importando más maíz y soja orgánicos debido a la limitada oferta nacional y al crecimiento en la demanda de productos cárnicos y lácteos orgánicos.