Gestor de la piedra angular de la estrategia financiera del gobierno de Cambiemos, el endeudamiento externo, que acumula 37.120 millones de dólares desde enero de 2016, el ministro de Finanzas, Luis Caputo, instó a un centenar de empresarios y ejecutivos de multinacionales convocados por la Asociación Empresaria Argentina (AEA) a apostar por el país.

Y en su favor hay que reconocer que las declaraciones juradas que presenta ante la Oficina Anticorrupción son consecuentes con su exhortación, ya que 7,18% de su cartera lo tiene afuera, casi en línea con el 7,65% en que dejó su posición patrimonial el jefe del estado, Mauricio Macri.

Los números no acompañan ya que desde enero de 2016 hasta ahora, la política económica ejecutada desde la Casa Rosada es la que detalla la consultora Economía & Regiones:

-Endeudamiento acumulado de u$s 37.120 millones contra los 7.049 millones de enero 2014 a julio 2015.

-Pago de intereses netos de u$s 16.770 millones, contra los u$s 8.088 millones que había representado en ene 2014-jul 2015.

-Inversión extranjera directa de u$s 4.108 millones, contra 2.574 millones que había acumulado en enero 2014-julio 2015.

-Giro de utilidades por u$s 4.340 millones contra u$s 1.464 millones de enero 2014-julio 2015.

-Fuga de capitales del sector privado no financiero u$s 20.103 millones.

-Déficit de cuenta corriente cambiario –u$s 23.197 millones.

-Importaciones 15,64% superiores en enero/julio 2017 respecto de igual período de 2016, contra exportaciones que subieron 1,4%.

-Cuenta capital y financiera que por apertura y financiamiento externo crece a $ 43.938 millones en julio 2017 de u$s 3.607 millones que tenía en enero 2016, cuando de u$s -684 millones en enero 2014 se había pasado a u$s 9.254 millones en julio 2015.

Deudas que generan dudas

En este contexto, es explicable que el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, haya decidido conservar el 70,04% de su riqueza declarada ante la OA en activos externos y que el titular de la cartera de Hacienda, Nicolás Dujovne, sea quien mayor porcentaje de capital propio posee afuera: 88%, seguido de cerca por su par de Energía, Juan José Aranguren, con el 84%, según datos extraídos de las DDJJ que publicó la semana pasada el diario La Nación.

Una conclusión a priori podría ser que se trata de los funcionarios que están más empapados de la cocina de la economía y las perspectivas que sus colegas, ya que casi les duplican el promedio del 43% que registraron las colocaciones externas de la totalidad del gabinete nacional respecto del patrimonio total declarado.

Los pequeños ahorristas

La calle parece haber tomado nota de la preferencia del equipo de gobierno por los activos externos en la administración de sus intereses particulares, ya que de los 20.103 millones de dólares que se registraron fugados entre enero 2016 y julio 2017 (casi 3 veces más que en enero 2014-julio 2015) casi la mitad de los dólares comprados en julio fue por importes inferiores a u$s 10.000, y el 96% de los adquirentes perteneció a este estrato, según el informe de E&R. Casi un millón de pequeños ahorristas se volcó al dólar, a u$s 1.483 promedio por cada uno.

Los empresarios e inversores que escucharon al ministro Luis Caputo lo ven con las valijas hechas para salir de gira a buscar 25.000 millones de dólares en créditos al 4,5% anual para financiar el año 2018 el gradualismo en la reducción del déficit fiscal y, adicionalmente, pagar la carga de intereses que significó la quintuplicación de la deuda a las elevadas tasas devengadas en el primer año de salida del default de la deuda. Dentro de las fronteras necesitará juntar otros $36.000 millones.

Desequilibrio fiscal

Es que son demasiados déficits a cubrir con endeudamiento, además de estar reemplazando la emisión monetaria con que se cubría un desequilibrio fiscal: por ejemplo, el de la cuenta corriente, u$s 23.197 millones acumulados entre enero 2016-julio2017), consecuencia principalmente de 2 fenómenos:

  1. a) Que suben los pagos de intereses por mayor deuda y,
  2. b) Que la economía volvió a abrirse al mundo y funciona normalmente, es decir hay pago de dividendos, royalties, etc.

El signo negativo que da la balanza comercial tiene dos componentes: La pérdida de competitividad de las exportaciones atribuido por los empresarios al atraso cambiario en relación a los costos internos y a la elevada carga impositiva comparativa, y las consecuencias de la apertura a las importaciones y de la crisis brasileña, que lideran los vehículos, con un 44% de avance interanual de las compras externas; los bienes de consumo (+16%) y los bienes de capital (equipos de transporte industrial principalmente), +20%.

Una cuenta referencial que cualquiera hace es que para congelar el balance cambiario al día de hoy, o sea que no se agregue ni un dólar de deuda externa, no se fugue ni un dólar más, no las empresas no giren dividendos y se ponga en cero el signo negativo del intercambio comercial, que es de u$s 3.500 millones en los 7 primeros meses del año, habría que cubrirlo con inversiones genuinas por u$s 64.953, 16 veces más que lo que arrojó la IED (inversión extranjera directa) en más de un año y medio de gestión del actual gobierno.