Al decir de los economistas, sin dudas la devaluación de nuestra moneda trae aparejada inflación y caída del poder adquisitivo de los ciudadanos que tenemos nuestros ingresos en pesos.

La brutal devaluación de los últimos meses genera múltiples problemas en el sector en que nos desempeñamos: el de la salud. Los insumos están dolarizados y los ingresos pesificados.

En el sector sanitario una buena parte de los insumos y de la tecnología disponible son importados desde una simple jeringa, pasando por medicamentos, prótesis, marcapasos, hasta los equipos de imágenes y de alta tecnología.

Las instituciones prestadoras (sanatorios) ya han puesto en alerta a la sociedad con respecto a esta situación y lo mismo están sufriendo las entidades financiadoras (obras sociales), las cuales reciben sus ingresos de un proporcional de los salarios de los trabajadores y en los últimos tiempos los salarios suben por las escaleras y la inflación y el dólar por los ascensores.

El escenario se muestra bien difícil. Como gestores de realidades complejas nos queda maximizar la racionalidad para evitar que nos empujen hacia el racionamiento. Esperamos estar a la altura de las circunstancias.

*Miguel Rabbia – Médico – Mat. Nº 12.102