Una fuerte reducción de la compra de alimentos se produjo en mayo, con una caída del 7.3% de las ventas reales en supermercados y 10.2% en shoppings, según un estudio privado.

Así se desprende de un informe de la consultora LGM en un «análisis y estudio heterodoxo de la economía argentina» en la que consideró que el salario «no llena changuitos».

Los economistas Alejandro Robba, Emiliano Colombo y Andrés Salles consideraron que hay una «debacle del consumo» ya que se profundiza su caída con una baja de las ventas en supermercados 7,3% y shoppings 10,2% en relación al mismo mes del año anterior.

«El menor poder de compra del salario hace que se consuma menos alimentos y bebidas. La carne se está convirtiendo en un bien de lujo para los argentinos, se redujo su consumo un 7,5% según el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA) en los primeros cinco meses, pero las exportaciones subieron 11%», afirmaron.

Consideraron que «las menores ventas en los supermercados hace incrementar los despidos y así la dotación de empleados en supermercados se redujo en 1,2% en mayo».

En tanto, consignaron que «el salario de los propios empleados de supermercados perdió 7,1% en mayo» y «las facturaciones solo aumentaron en términos nominales 24.7% y 20.7% respectivamente, con respecto a igual mes del año anterior».

«Estos datos no hacen más que ilustrar la fuerte caída del poder adquisitivo de la población. Se están comprando cada vez menos cantidades de bienes esenciales. Lo peor es que esa caída de la demanda está repercutiendo en el nivel de actividad», añadieron.

Explicaron que «en el ámbito del supermercadismo, las variaciones nominales en facturación son menores al promedio en carnes (22.2%) y bebidas (18.1%)».

En el primer caso, el fuerte aumento de precios (44.6% interanual en mayo), supera largamente al promedio de alimentos, que fue 37.2%, hizo caer las cantidades demandadas.

«Lamentablemente la carne roja se está convirtiendo en un bien de lujo para los argentinos. Según el IPCVA, el consumo per capita en los primeros cinco meses se redujo 7,5% a 55 kg por habitante contra los 59,5 kg consumidos hace un año», manifestaron.

De mantenerse la tendencia durante el año, el consumo de carne por habitante sería el más bajo en 58 años.

La quita de retenciones a la exportación conjuntamente con la devaluación de la moneda incrementó el valor de la carne en mostrador un 52,6% en Junio respecto al mismo mes del año pasado de acuerdo con el IPCVA, muy por encima de los aumentos salariales logrados (32%), lo que hizo precipitar su consumo (-7,5%).

Por esto es que los frigoríficos están enviando más carne al exterior (+11,5%) y menos al mercado interno, ya que lo rentable ahora es hacer ventas externas del excedente de la faena de carne, que «aún sigue cayendo en el primer semestre del año (-6%)».

«En el segundo caso, la bebida comprada en mercados (gaseosa, por ejemplo) sustituye al agua potable. Al no ser completamente esencial, forma parte del conjunto de bienes que primero alguien recorta al ver disminuido su salario real», aclararon en LGM.

La caída en la facturación real de los puntos de venta en los supermercados tiene su correlato en la realidad laboral del sector.

El INDEC estima que el personal ocupado asalariado de los súper descendió 1.2% en mayo de 2016 con respecto al mismo mes del año pasado.

«Los empleados (cajeros, repositores, administrativos) que sobrevivieron a los despidos, lejos de festejar, vieron disminuir el poder de compra de sus salarios en 7.1%», advirtieron.