Molinos Río de la Plata contestó con el bolsillo y pasó lo que muchos temían podía suceder con algunos de los empresarios más poderosos del país.

Frente a la corrida cambiaría de los últimos días, Molinos, una de las compañías nacionales con mayor peso en el mercado de los alimentos, hizo caso omiso al pedido oficial de ayudar al Gobierno Nacional a contener la inflación y remarcó los precios dos veces, aumentando sus productos un 17%.

Lejos quedó para Amancio Oneto, el CEO de la firma alimentaria, lo charlado la semana pasada en la Quinta de Olivos, cuando el presidente Mauricio Macri instó a los pesos pesados de los negocios nacionales a hacer un esfuerzo para no trasladar inmediatamente a precios los incrementos sufridos por el dólar desde el inicio de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), desde hace 15 días atrás.

Ni lerdo ni peresozo, Molinos operó en sentido contrario. Aplicó un incremento del 10% en sus precios a principios de mayo, argumentando un aumento del valor del trigo, y otro de 7% del pasado jueves, con la excusa de la escalada del dólar.

Los comerciantes que la semana pasada ya comenzaron a recibir los productos de la empresa señalan que en algunos casos los aumentos superan el 20%. El impacto se sentirá sobre todo con las entregas de productos de este lunes y alcanzará a los elaborados con harinas, pastas, galletitas, etc.

El encargado de la conferencia de prensa posterior al encuentro fue el ministro de Producción Francisco Cabrera, quien afirmó que se trató de “una reunión muy amena” y aseguró que todos los presentes “estuvieron de acuerdo y les pareció razonable fortalecer la posición del programa financiero argentino que es una de las patas importantes del programa económico con un crédito preventivo del FMI que nos permita tener mayor solidez y podamos sortear esta zozobra que tiene que ver con una cuestión de liquidez y no de solvencia”.

Así las cosas, queda claro que a las palabras se las lleva el viento y que del dicho al hecho, hay un largo trecho.