La política fiscal de la administración de Mauricio Macri se encuentra en transición hacia varios objetivos, aunque algunos de ellos aún no se cumplen.

Así lo analizaron los economistas Marcelo Capello y Luis Laguinge de la Fundación Mediterránea. «Si bien el déficit fiscal primario resulta similar en 2017 que en 2015, no quiere decir que la política fiscal resulte similar en las administraciones de Gobierno de Macri y Cristina Kirchner».

Explicaron que «esto es por cuanto la actual administración enfrentó un desafío inicial que implicaba bajar el déficit fiscal, reducir la asistencia del Banco Central al Tesoro y disminuir la necesidad de endeudamiento público».

También tiene los objetivos de bajar la presión tributaria, reducir el gasto en subsidios a empresas y regularizar el pago de jubilaciones, evaluaron.

Para los analistas, la presión tributaria nacional resultó del 25,1% del PIB en 2017, contra 26,3% en 2015, con una importante caída de 1,2 puntos del PIB en dos años (resulta de 1,6% si se excluyen los recursos del Blanqueo en 2017).

«Este resultado se dio básicamente por la menor presión fiscal en Ganancias (-1,1% del PIB) y en Derechos de Exportación (-0,7%)», afirmaron. En cambio, el gasto público sólo bajó 0,2% en términos del PIB entre 2015 y 2017, «con varias aclaraciones por realizar». Así «en primer lugar, el gasto en subsidios al sector privado cayó en 0,6% del PIB, sin que bajen los subsidios a las familias», dijeron.

Por otra parte, aumentó en 0,8% del PIB el gasto en seguridad social: «Se trata de una situación intertemporalmente justificada: con la reparación histórica previsional se deja de generar pasivos por incorrecta liquidación de haberes previsionales para una porción de los jubilados».

Además, entre ambos años aumentó el pago de intereses por deuda, por el equivalente a 0,8% del PIB», estimaron.

Aclararon que «en el segundo año de la administración Macri se observó un déficit primario similar (y un déficit financiero mayor) que en el último año de la administración Kirchner, aunque se observa también una política fiscal de mejor calidad, que va reduciendo impuestos». También reduce «subsidios económicos (reordenando el sector energía), sincerando algunas erogaciones que anteriormente se evitaban pagar, a costa de generar obligaciones para el futuro (jubilaciones), e intentando generar una estructura de financiamiento del déficit fiscal, a priori, menos inflacionaria».

Para que la estrategia cierre a largo plazo, consideraron que debe asegurarse el cumplimiento de las metas de reducción anual del déficit fiscal, y si es posible acelerarse en el tiempo.

«En 2017 se dio el primer paso con el cumplimiento de la meta de déficit primario. Pero queda mucho aún por hacer», manifestaron.