El consumo no repunta en lo que va de este 2017, por lo que tanto voceros oficiales como empresarios del sector comercial (sobre todo supermercadistas) ya proyectan la reactivación de esa variable en 2018, en lo que significa una nueva postergación en las expectativas: primero fue el segundo semestre de 2016, luego el de 2017 y ahora, finalmente, parece que el mercado interno abandonará la depresión recién el año que viene.

Acorde a un relevamiento de la consultora privada Scentia, presentados en el encuentro de la Comisión Nacional de Alimentos (Conal) realizado este jueves y que reunió a los grandes supermercadistas mayoristas, el consumo de artículos de primera necesidad marcó en julio su vigésimo mes consecutivo de caída, esta vez del 2,5% (interanual). El relevamiento incluye alimentos, bebidas, artículos de tocador y limpieza.

Asimismo, el dato de julio marca una recuperación respecto al inmediato mes anterior, en el orden del 4,4% siendo este el quinto mes consecutivo de “desaceleración de la caída”.

No obstante, desde Scentia afirman que habrá que esperar a 2018 para palpar una recuperación marcada del consumo.

Los números por rubro: Alimentos -4,9%; Desayuno -4,6%; Limpieza -4,4%; Higiene -4,8%; Perecederos -5,6%; Bebidas sin alcohol -5,1%. El detalle: lo único que marcó una suba interanual fue la venta de bebidas Alcohólicas 1,9%. “En 2016 el consumo especialmente de cerveza fue muy golpeado”, explican desde la consultora.

De este modo, el consumo no acompaña los resultados “positivos” celebrados por el gobierno en estas semanas, cuando indicadores marcaron subas en la construcción, la actividad económica o industrial. Esos números, al ser comparados con los de un año profundamente recesivo, como 2016, brindaron argumentos al gobierno para hablar de recuperación y “brotes verdes”.

El consumo de bienes de primera necesidad, un indicador razonablemente “popular”, volvió a marcar caída, dato que bien podría explicar la diferencia de percepción entre los indicadores del gobierno, que marcan que la economía “ya arrancó”, y la de la gente de a pie, más preocupada por las góndolas que por los gráficos de seguimiento.