Es evidente, casi una confesión, que el «hallazgo» responde a una disputa interna, o bien dentro de la propia Gendarmería o bien de la Gendarmería en su totalidad con el ejecutivo nacional: era claro, en especial para los propios gendarmes, que luego de las elecciones, para la versión oficial, la desaparición de Santiago sería producto de los «excesos» de los gendarmes involucrados.

Así las cosas, nada mejor que plantar un muerto como advertencia. Y así las cosas, nada mejor (o posible) para Cambiemos que transformar el problema creado por gendarmería en un problema mayor. Por ejemplo, una represión indiscriminada y una reacción violenta de los desconocidos de siempre, convocados… por los conocidos de siempre. Menos mal que fue anulada la movilización por Santiago a Plaza de Mayo.