Por David Narciso

Omar Perotti dejó atrás el perfil bajo y sus muy dosificadas apariciones públicas para avisar que se propone ser candidato a gobernador en 2019 y referencia de un tercer espacio, alternativo a Cambiemos y el Frente Progresista.

Su aparición en la tapa de La Capital el domingo pasado confirmando que quiere y va a ser candidato a gobernador en 2019 está influida en parte por el avance en las conversaciones que tienen desde hace más de un año los principales referentes del Frente Progresista, en particular socialistas, y senadores y dirigentes sindicales de extracción peronista, buscándole la vuelta a la idea de construir un gran frente electoral de alcance santafesino que le cierre las puertas de la provincia a la ola amarilla.

Aquí estoy

La reaparición de Perotti tiene dos caras. Por un lado blanquear la intención de un sector del peronismo santafesino de renovar y conformar un tercer espacio electoral. Por otro, la necesidad de contener a grupos, intendentes y dirigentes justicialistas que Cambiemos y el Frente Progresista estarían gustosos de caranchear.

El silencio que hasta ahora había cultivado Perotti (recordar que estuvo al margen de la última campaña electoral) era funcional a su objetivo de sobrevolar las internas partidarias y preservarse en lo personal.

Llegó el momento de cambiar de estrategia y comunicar claro y fuerte sus ambiciones para el próximo turno electoral. En definitiva, construir un horizonte. En política, el que no tiene expectativa de futuro no tiene nada.

¿Para todo el peronismo? ¿Puede Unidad Ciudadana (como el espacio que resume a todos los grupos de ese palo) ser parte de un proyecto electoral liderado por el de Rafaela? Hoy no hay respuesta. Perotti cree que sí porque no se propone discutir los 12 años de kirchnerismo, sino asociarse en un proyecto político estrictamente santafesino, ajeno de los avatares del PJ a nivel nacional. Lo intentará, pero no puede desconocerse que la relación Perotti-kirchnerismo tiene diferencias ideológicas y estuvo marcada por desencuentros y desconfianzas durante una década.

También habrá que ver dónde los ubica a cada uno el destino inmediato. La agenda legislativa del Congreso nacional puede meter ruido. Los diputados kirchneristas votaron en contra del pago a los fondos buitre, el pacto fiscal y la reforma previsional. Perotti a favor los dos primeros y en contra el ajuste de aumentos a jubilados. No serán pocas las votaciones que encuentren a Perotti y la ex presidenta en posiciones opuestas.

El juego de los senadores

En el caso de los senadores provinciales del PJ, mantienen una sorda pulseada con Perotti. Armando Traferri, presidente del bloque, suele decir que los pocos votos que le faltaron al de Rafaela para ser gobernador en 2015 (los tres principales candidatos terminaron en una brecha de 3 puntos) los tuvieron los senadores en conjunto, lo que demostraría que si hubiera trabajo codo a codo con ellos lo hubiese logrado. La hipótesis no es alocada pero incomprobable. En muchas oportunidades la voluntad ciudadana burló las matemáticas.

Los senadores conforman un núcleo de poder que, a contramano de lo que se pensaba que podía ocurrir con la llegada del Frente Progresista en 2007, se fortaleció en la medida que fue una herramienta clave para la gobernabilidad, en especial durante el período 2011-2015.

Paradójicamente, esos senadores intuyen que un gobernador peronista les recortará poder. O mejor expresado: tendrán mayores compromisos con menos margen de negociación. ¿Perotti aceptaría que su candidato a vice sea uno de esos senadores?

A esos senadores también les preocupa su reelección y que la consolidación de Cambiemos les complique los planes. En las elecciones de noviembre pasado vieron candidatos “tapados” conquistar concejalías y comunas por el sólo hecho de ser la lista del presidente Macri. Lo proyectan y temen que la película se repita con ellos en 2019.

De ahí su interés en ser parte de un gran frente que le cierre las puertas de Santa Fe a la ola amarilla. Un frente de alcance provincial con el socialismo, que es el otro al que Cambiemos amenaza con arrebatarle el rancho. Más vale aunar fuerzas que dividirlas, pregonan.

Este complejo escenario es el que urgió el mensaje de contención de Omar Perotti. No está en sus manos bloquear las negociaciones entre los senadores (y otros) con el socialismo, que por otra parte no tienen final cantado (bien podría ser una jugada de los caciques departamentales para levantarse el precio a la hora de sentarse a negociar con el futuro candidato peronista). Lo que sí intenta Perotti es evitar un efecto contagio, iniciando de esa forma el proceso de reclutamiento y armado que tendrá dos postulados: renovación en el peronismo y tercer espacio alternativo a Cambiemos y el Frente Progresista.