Por Andrea San Esteban

Las entidades nucleadas en defensa de los productores se reúnen para analizar una estrategia de protesta, frente a la posible desaparición de productores de bananas en Formosa. Políticas que no benefician a las economías regionales llevan angustia y pauperización en estos sectores.

Los argentinos consumen 12 kgms de bananas por año, según informe 2016 del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria). En el 2015 ingresaron 404.279.000 kilos, que representaron 91% del total de la fruta.

Frente a semejante demanda, hay varios países que se llevan buenos negocios de la Argentina: más de la mitad de la banana llega desde Ecuador, pero también hay importaciones desde Bolivia, Paraguay, Brasil y hasta de Chile, que colocó aquí 191 toneladas en 2015. La importación de esta fruta es record, ya que diez años atrás se importaban solo 300 mil toneladas, unas 100 mil menos que en la actualidad.

Frente a ello, un informe del INTA reivindicó las chances que tiene la Argentina de abastecer una mayor porción del consumo de banana. Por lo pronto, el país cuenta con dos regiones de clima adecuado para esa fruta, en Formosa y en Salta/Jujuy. En total suman unas 5.400 hectáreas de donde salen 105 mil toneladas de banana nacional. Pero esa oferta alcanza a cubrir apenas 20% ó menos de la demanda y además sufre grandes altibajos, porque se trata de productores más bien chicos que padecen la falta de reglas de juego que les aseguren una rentabilidad adecuada.

En general, la zona bananera argentina abastece a zonas próximas como Formosa, Corrientes, Chaco, Córdoba y Tucumán. A Buenos Aires esas frutas casi no llegan, ya que en el Mercado Central las bananas importadas pasaron de representar 86% de la oferta en 2001 al 95% o más en la actualidad. Es decir, solo 5% de la banana es de origen nacional.

En este contexto, la Federación Agraria Argentina, junto con un sector de los productores, dio a conocer el siguiente análisis:

“En las economías regionales, tras años en crisis, persiste el proceso de abandono de la actividad, por los altos costos de producción y flete, valores cada vez más bajos de lo que se produce, falta de transparencia en la cadena de comercialización y pérdida de mercados externos. En este sentido, un tema que preocupa es también el de la apertura de importaciones. Una muestra es lo que sucede con la banana, ya que el 80% de la que se comercializa en país es importada, mientras a nuestros productores de Formosa trabajan a pérdida por falta de demanda y de apoyo a la actividad”.

Un repaso

A comienzos del año se declaró la emergencia agropecuaria a la provincia de Formosa con el siguiente texto de tratamiento en Cámara de Diputados y el Ministerio de Agroindustria. “El 23 de febrero del 2016, el gobierno nacional declara el estado de desastre y/o emergencia agropecuaria a la provincia de Formosa, para las explotaciones agrícolas y ganaderas afectadas por las lluvias e inundaciones de los últimos meses. Así lo dispone el Ministerio de Agroindustria de la Nación en su Resolución 21/2016”, publicada en el Boletín Oficial.

La medida comprendió los cultivos de mandioca, batata, hortalizas de producción bajo cubierta, bananas y algodón, desde el 1 de enero de 2016 al 30 de junio de 2016, de las explotaciones rurales afectadas por exceso de precipitaciones ocurridas durante los meses de noviembre de 2015 a enero de 2016, en los departamentos Pilcomayo y Pilagás y las localidades de San Martín II y General Manuel Belgrano.

La declaración de emergencia, implica la distribución de fondos o subsidios para los sectores afectados, ya que existe la partida de dinero para cuando esto sucede.

Sin embargo, los tiempos del Estado no son los de la gente, ya que hasta el día de hoy no se completó la partida de fondos.

Los productores de bananas comenzaron a manifestarse por la falta de dinero y las importaciones. La competencia con la producción extranjera es desleal. En otros países la producción tiene otro clima, fertilizantes, cámaras frigoríficas, cooperativas y facilidades de exportación.

En las declaraciones los productores sostienen que “nos manifestamos a favor de un modelo agropecuario que garantice el destino de la agricultura familiar y el cooperativismo.

“Vivimos tiempos sumamente difíciles para gran parte de la sociedad argentina y en especial para aquellos chacareros que elegimos vivir y trabajar en los pueblos del interior”, dicen los chacareros del Norte.