«Es un claro acto intimidatorio hacia la actuación de la Justicia». Así definió a Conclusión el presidente del Colegio de Magistrados, el juez Gustavo Salvador, las balaceras desatadas este martes a la noche contra dos domicilios que habían pertenecido al juez Ismael Manfrín, quien se desempeñara como presidente del Tribunal que dictó altas condenas a los integrantes de la banda de Los Monos.

La ciudad de Rosario amaneció conmocionada luego de que se conociera la noticia de que una lluvia de balas impactaron contra dos domicilios diferentes, una en Italia al 2100, a escasos metros de la comisaría 5ª,  y otra en un edificio emplazado en la zona de Sarmiento y Montevideo.  En ambos lugares había vivido el juez Manfrín.

En diálogo con Conclusión, Gustavo Salvador manifestó su genuina y profunda preocupación por lo ocurrido. «Consideramos que es un acto de suma gravedad institucional, no podemos permitir que, mediante el accionar de bandas delictivas, se intente interferir en uno de los poderes del Estado. Consideramos, sin adjudicar o vincular a determinada organización la ejecución de este acto, que es un claro acto intimidatorio hacia la actuación de la Justicia en determinadas situaciones que no se puede tolerar en la vigencia de un estado de derecho y compromiso democrático».

Te puede interesar: Balearon dos domicilios donde vivió el juez que condenó a Los Monos

— ¿Qué lectura hacen los magistrados de que esto ocurra tan sólo dos días después de un nuevo desembarco de la Gendarmería en Rosario, y a pocas horas de que el ministro Pullaro asegurara que «estamos viviendo en una sociedad sin impunidad y mucho más tranquila»?

— La lectura es, por un lado de una enorme preocupación y, por otro,  no puede dejar de visualizarse la demostración de fuerza y la impunidad con que se manejan estas bandas para poder desplegar estas acciones. Si se tiene en cuenta la coyuntura a la que se alude, en el momento en que se dispone el desembarco de fuerzas de la Gendarmería Nacional y, para peor, esto ocurrió enfrente de una seccional de policía, porque uno de los domicilios baleados que pertenecía al doctor Manfrín fue enfrente de la seccional 5ª, lo que habla del poderío y de la sensación de impunidad que sienten estas bandas para desplegar la conducta que despliegan. Con lo cual, da a luz un avistaje de que no se intimidan y no trepidan en desplegar estos hechos.

—  Anoche tuvo contacto con el titular del Ministerio de Seguridad de la provincia ¿Que le manifestó Maximiliano Pullaro al respecto?

— Lo que nos transmitió es que se abocó personalmente a la situación, y que se puso en contacto con los responsables del área de seguridad que interactuaron, no solamente con el doctor Manfrín, sino con los otros magistrados que intervinieron en el juicio a Los Monos. Pero lo que analizó es que esto podía obedecer a un eventual traslado del que estaban siendo objeto algunos integrantes de esa banda, a lo que nosotros respondimos, y quiero dejar esto en claro es que ese traslado fue dispuesto por la Justicia Federal en el marco de otra causa que se está llevando adelante y que tiene a estas personas involucradas, y no obedece a una disposición de Manfrín ni de la Justicia Provincial.

— Usted ha manifestado que en los últimos años la administración de la Justicia Penal ha sufrido una profunda transformación, ¿a qué se refiere con ello?

— En los últimos años ha habido un cambio radical, no es la misma la criminalidad que está siendo juzgada en estos momentos que la que había hace 10 o 15 años atrás. Es decir, se ve en el accionar de bandas delictivas,  en el despliegue de fuerza mediante el uso de armas de fuego, hechos de trascendencia pública y notoria en los que intervienen dos, tres o cuatro personas en la vía pública, con la utilización de armas de fuego de grueso calibre, eso es realmente llamativo. Podemos enumerar crímenes como el del Pimpi Caminos, el Triple Crimen de Villa Moreno, el juicio a Los Monos, la balacera al colectivo en la autopista que trasladaba a Bassi y a Muñoz, la balacera a la casa del ex gobernador… son hechos que tienen una connotación que no se avizoraba en los casos que fueron puestos a conocimiento en los Tribunales Penales hace diez años atrás, no hay parangón.

— Y este profundo cambio al que usted refiere ¿puede también deberse a la notoria, creciente y demostrada participación de las fuerzas de seguridad en estas bandas  y la connivencia con las mismas? 

— Yo creo que es un aspecto que no puede pasar inadvertido, hay una situación que se avizora con mayor preocupación porque el involucramiento de un determinado sector de la fuerza de seguridad en estos hechos es poderosamente llamativo y advertido por todos los actores del Estado y de la propia sociedad. Realmente es muy preocupante el tema.