Por Florencia Vizzi

Los últimos dos días el infierno se hizo sentir en la Unidad Penal Nº5 de Rosario. En la cárcel de mujeres se transitan horas de tensión que desencadenaron una huelga de hambre y y un motín este último martes. Las internas denunciaron que, a raíz del supuesto traslado, que debería haberse concretado los primeros días de diciembre, les quitaron todas sus pertenencias, incluídos los cochecitos y objetos de los menores que están allí y los ventiladores. También ropa y elementos personales. Además, revelaron que, desde las 15 del miércoles, no hay agua en la Planta Baja del Penal.

Una de las internas reveló a Conclusión: «Empezamos la huelga de hambre porque el lugar se está cayendo a pedazos, nos sacaron todas nuestras cosas y estamos invadidas por alacranes e insectos de todo tipo. Nos sacaron todo, los ventiladores, grabadores, televisores, cosas que son nuestras, que nos ha traído nuestra familia. Y el domingo, no dejaron que las visitas ingresen ningún paquete porque dijeron que nos iban a trasladar el lunes. Y cuando llegó el lunes nos dijeron que no nos iban a trasladar».

La joven relató que no han conseguido ninguna respuesta de la directora y entonces comenzaron con la huelga de hambre.  «Además ese día se cortó el agua a las tres de la tarde y estuvimos un día entero sin agua, entonces ahí fue cuando arrancó la protesta».

El miércoles defensores públicos estuvieron en el penal pero, según relató la interna, no les dieron ninguna fecha concreta de traslado. «Dijeron que supuestamente nos van a trasladar a la Alcaldía el día 15 y después tienen que ver, que no hay nada seguro ni concreto»

El pasado martes, el director de Asuntos Penitenciarios declaró a un medio local que estaba previsto que entreguen las llaves del nuevo edificio a mediado de enero, por lo cual, si todo sale bien, la semana del 22 comenzarían los traslados. Pero aclaró que no fecha exacta no depende de Asuntos Penitenciarios, sino de el Ministerio de Obras Públicas».

Por su parte, desde la ONG Mujeres tras las Rejas señalaron que «el traslado está anunciado desde octubre, pero esa fecha original se corrió a diciembre y aún no se concretó».

«Históricamente, estos meses, diciembre, enero y febrero son muy complicados y angustiosos en el encierro, en la cárcel de mujeres. Pero a esto se le suma la angustia de un traslado que no llega, un traslado que está anunciado desde octubre. Esa fecha original se corrió al 1º de diciembre por eso, a partir de esa fecha nosotras no pudimos ingresar más al penal para hacer los talleres, porque se iba a realizar el traslado. En ese momento les ordenaron a las chicas deshacerse de todos sus elementos personales, heladeras, televisores, ventiladores, cosas que son de ellas y que le facilitan un poco la vida cotidiana. Hasta les han quitado ropa y cochecitos y juguetes de los menores que están en el penal, explicó la presidenta de la ONG .

Rojas agregó que «a esto hay que sumarle que ese traslado genera en esas mujeres una gran expectativa» «Sobre esa expectativa, hay que tener muy en cuenta que   las excavadores de las obras que se están llevando en el terreno de al lado avanzan cada vez con más fuerza y se siente en los cimientos de esa propiedad derruida. Literalmente, las paredes tiemblan y se resquebrajan. Incluso han clausurado algunos sectores porque son peligrosos para transitar».  Y señaló además: «Hay que tener en cuenta que estas mujeres no tienen elementos a veces para manejar esa ansiedad y no hay ningún tipo de apoyatura e información y está claro que el equipo de acompañamiento no está funcionando. Es un lugar que está invadido de alacranes y todo tipo de insectos. Sacan cinco o seis alacranes por día. Es un lugar  en el que hay chicos, algunos muy pequeños».

Graciela Rojas recalcó que «como ONG estamos conformes con el traslado, pero lo que complica la situación es la forma en que se está concretando». «Nos parece muy positivo que por fin el Estado haya tomado conciencia de que ese lugar en el que están alojadas las mujeres es inhabitable desde todo punto de vista. Por primera vez el Estado provincial reconoce la existencia de mujeres presas que tienen que tener un lugar pensado y de acuerdo al que debe otrogarse para la prisionización de mujeres, un espacio propio que tenga en cuenta la perspectiva de género. Desde ese lugar lo vemos como algo positivo, pero el tema son las condiciones en que lo están realizando».