La segunda semana del juicio a la banda Los Monos culminó con múltiples cruces entre la acusación y los abogados defensores, en un contexto de audiencias signadas por las extensas jornadas y la tensión permanente que se generaron entre algunos de los imputados y ciertos testigos.

Luego de un difícil comienzo para la Fiscalía, que busca demostrar en este primer tramo, que los 25 imputados fueron parte de una asociación ilícita, el testimonio de Ariel Germán Lotito elevó las expectativas y también los roces.

Antes que Lotito, el sillón de los testigos fue ocupado por otros dos integrantes de la Brigada Operativa Judicial, Luis Quevertoque y Raúl Tirrito Saccone, y el ex jefe de la División Judiciales, Cristian «Carancho» Romero. De una y otra forma, los tres se desentendieron de las responsabilidades de los tramos más cuestionados de la investigación, que dieron lugar a las intervenciones telefónicas ordenadas por el juez Juan Carlos Vienna, uno de los puntos más sensibles, ya que sobre ellas se monta casi toda la causa. Los tres testimonios coincidieron que dicha responsabilidad recaía sobre Ariel Lotito, quien en ese momento fungía de coordinador de las «tareas de calle».

Dichas tareas consistían, principalmente, en diversas labores de inteligencia, conseguir informantes, sumar datos, vigilar, seguir, fotografiar, entre otras, según detalló Lotito quien, a diferencia de sus superiores, se hizo cargo de toda la responsabilidad y defendió cada uno de los movimientos realizados por la BOJ, tanto en relación a la investigación como en relación a la construcción de la causa.

En su primer día como testigo, Lotito declaró que “recepcionaba la información del personal de la calle, la volcaba en la base de datos y los chequeaba y entrecruzaba para ver la verosimilitud de cada uno”. 

Luego de que Lotito hiciera su entrada triunfal en la sala de audiencias, verborrágico y con una actitud cuasi desafiante, fue el turno de las 280 escuchas telefónicas, eje de todo el proceso. Obedeciendo a un cambio de estrategias de la Fiscalía que, en un primer momento pensaba ir presentando los audios en tramos temáticos y en cada uno de ellos darle intervención al testigo, las grabaciones se pasaron todas juntas de un tirón, a fin de no cederle un ápice de terreno a la defensa para que ejerza sus intervenciones, réplicas y objeciones.

Pero una vez finalizados los casi 300 minutos de escuchas, Lotito volvió a ser el eje de la sala de audiencias en una jornada por demás de trabada, a raíz de la cual, los fiscales acusaron a las defensas de «estar desesperados».

El comunicado

Finalizada la extenuante jornada, la Fiscalía emitió un comunicado con duras críticas a los abogados defensores, a quienes acusó de hostigar al testigo durante el interrogatorio, en el cual «se produjeron múltiples interrupciones al punto que anunciaron que lo denunciarían por falso testimonio».

«Los abogados litigantes acudieron a la estrategia de recusar a los jueces, interrumpir las alocuciones de cada uno de los testigos que declararon y culminaron la jornada del viernes pidiendo investigar a un testigo, que declaró con detalles y argumentos el accionar delictivo de este grupo», manifestaron desde la Fiscalía y señalaron enfáticamente que «el testigo no presentó fisuras y dio acabado fundamento a cada una de las preguntas de la fiscalía y cuestionamientos de las defensas».

«Fueron múltiples las interrupciones que se evidenciaron durante la segunda semana de audiencias y el balance que hizo la fiscalía respecto al desarrollo del juicio es que las pruebas son contundentes y cada audiencia es una oportunidad para los fiscales de demostrar que las personas imputadas son quienes formaron parte de la asociación ilícita por la cual se las trajo a juicio en esta primera etapa», cierra el comunicado difundido por los fiscales comandados por Gonzalo Fernández Bussy.

La respuesta

La respuesta de los defensores no se hizo esperar. En declaraciones a diferentes medios, los abogados Fausto Yrure y Carlos Ewards hicieron notar que su trabajo es, » ejercer la defensa en juicio», aunque la fiscal María Eugencia Iribarren lo entiende como molestar o interrumpir».  Y contraatacó «Se ve que no tiene muy en claro cómo funciona un juicio oral y público y para qué están los defensores. Evidentemente la estrategia de la fiscalía es tratar de sacarles el cuero a los defensores porque evidentemente estamos teniendo una tarea un poco más decorosa que la que están teniendo ellos. Y estarán preocupados porque se ve que no están probando lo que pretendían probar”.

En resumen, la posición de los letrados a cargo de la defensa en relación a la Brigada Operativa Judicial es que la misma fue creada a fin de «incriminar» a la familia Cantero en una saga de crímenes, y que esa decisión responde a una «intensificación de la puja política entre el entonces gobierno nacional y el gobierno de la provincia de Santa Fe, acusado de inacción en la lucha contra al creciente violencia urbana y el narcotráfico»

Los defensores sostuvieron además que «las supuestas tareas de inteligencia» que los integrantes de la BOJ utilizaron como base para toda la causa y fundamentaron las intervenciones telefónicas ordenadas por el juez Juan Carlos Vienna, «no tuvieron ningún elemento objetivo de prueba, más allá de los datos que se pueden obtener en una charla de peluquería» y no estaban acompañados por elementos que avaralan las informaciones.

Además, en relación a las escuchas los defensores le restaron valor probatorio para acreditar la existencia de delitos y no se han objetivado en una prueba material concreta».