Villa Banana es un amplio asentamiento irregular que va desde la intersección de las avenida Pte. Perón (ex Godoy) y Bv. 27 de Febrero con las vías del Ex FFCC Belgrano hacia el sur, cuenta con una población estable que se acerca a los 20 mil habitantes. Allí, funciona Comunidad Rebelde una organización social que nació en 2012 recuperando lo que supo ser un bunker para transformarlo en un espacio de activación barrial.

“El nacimiento se da en un contexto álgido dentro del barrio. El 26 de diciembre del 2012 los vecinos cansados del narcomenudeo y la violencia toman la decisión de derribar un búnker que a posterior se transformaría en un centro comunitario. Esto se logra gracias a varias asambleas que realizaron vecinos y organizaciones sociales que ya venían trabajando en el territorio”, le dijo Iván Moreyra, referente de Comunidad Rebelde a Conclusión.

El deporte, uno de los bienes más preciados que tienen los pibes y las pibas de los sectores mas postergados. “El recupero y remodelación del viejo potrero le dio una impronta al barrio, hoy los chicos tienen un lugar donde patear una pelota. Algo que nos ayudó mucho y vale la pena destacar, fue el picadito que supimos armar con jugadores de Rosario Central y NOB”, sostuvo.

Orgullo Rosarino, la aparición del fútbol femenino

Es menester encausar la resistencia y el trabajo de Comunidad Rebelde para poder llegar al equipo de fútbol femenino. Si bien el mismo está abierto a que puedan participar mujeres de todas las edades y sectores, anclar su vida y derrotero en Villa Banana es fundamental.

“Orgullo nace por una inquietud de mi hija, ella jugaba en otro equipo y debido a los desmanejos del mismo, decidí conformar un equipo propio. Junto a mi mujer y mi Aldana, mi hija, iniciamos este sueño que hoy es una maravillosa realidad”, indicó “Toti” el organizador táctico de este populoso conjunto femenino.

Sobre los resultados que vienen obteniendo, expresó: “Fuimos mejorando ostensiblemente con el paso de los partidos, hoy somos un equipo consolidado y fuerte desde los físico y anímico”.

Aldana es la capitana de Orgullo Rosarino, consultada sobre su experiencia en el mismo sentenció: “Para mi el fútbol es todo, amo este deporte y poder jugarlo es una satisfacción muy grande”.

La que también sumo su voz fue Any, férrea defensora del conjunto de “Toti”, “siempre fui amiga de los deportes, de chica jugaba con mi papá. Si bien arranqué practicando boxeo, hoy el fútbol ocupa un lugar de privilegio en mi vida”, concluyó.

Las chicas y su entrenador están exultantes, hoy proyectan el documental que narrará su camino. Un trabajo notable de Ezequiel Cabrera que buscó reunir esas historias de vida que merecen ser contadas.