El presidente polaco, Andrzej Duda, rindió homenaje este jueves a los héroes del levantamiento del gueto de Varsovia en 1943, rechazando al mismo tiempo las acusaciones contra su país respecto a la actitud de los polacos hacia los judíos bajo la ocupación alemana.

El 19 de abril de 1943, cientos de combatientes judíos atacaron a los nazis, prefiriendo morir empuñando las armas en vez de hacerlo en las cámaras de gas del campo de exterminio de Treblinka, en el este de Polonia, donde el ocupante alemán había enviado a más de 300.000 judíos de Varsovia, encerrados en el gueto en condiciones inhumanas.

Tanto los polacos como los judíos «se aferran a tener solo una verdad histórica», declaró el jefe de Estado en la ceremonia oficial, ante el monumento de los Héroes del Gueto, en presencia de la embajadora de Israel, Anna Azari, y del presidente del Congreso Mundial Judío, Ronald S.Lauder.

«Es por eso que estoy convencido de que si alguien habla de responsabilidad o de corresponsabilidad del Estado polaco en el Holocausto, esto hiere no solo a los polacos, sino también a los judíos ciudadanos polacos, y a la memoria de los que cayeron bajo la bandera polaca y judía», dijo Duda.

Las ceremonias de conmemoración se celebran este año en un contexto de tensiones entre Polonia e Israel tras la aprobación de una ley polaca que según Jerusalén, podría conllevar a negar la participación de ciertos polacos en los crímenes contra los judíos cometidos durante la ocupación alemana.

Lauder, que habló de «un vínculo especial que nadie podrá destruir» entre los católicos y los judíos polacos que combatieron a los nazis, recordó sin embargo que «en toda Europa y aquí, en Polonia, hubo personas de origen no judío que arriesgaron su vida para salvar a familias judías, y también hubo, en toda Europa y aquí en Polonia, aquellas (personas) que estafaron a familias judías, las traicionaron y se quedaron con sus bienes».

La embajadora de Israel no mencionó en su discurso este tema delicado y prefirió destacar que este aniversario coincide con el de la creación –cinco años más tarde– del Estado hebreo.

Narcisos y estrellas amarillas

A mediodía, las sirenas sonaron en Varsovia y muchos habitantes lucían narcisos amarillos. Paralelamente, cientos de personas participaron, en medio de canciones yidis, en una manifestación para demostrar que se oponen a la «usurpación de las ceremonias de aniversario por los políticos».

Una vecina de Varsovia de 82 años, Stanislawa Scibor, que se acuerda todavía cuando se escondió en un sótano con niños judíos, explicó que prefería esta manifestación a la protocolaria ceremonia institucional.

«No quiero participar en actos oficiales. ¿Quién ha visto poner barreras alrededor? Antes no había barreras, cada uno podía ir», afirmó. Por la tarde, en una plaza del barrio, la fundación Shalom tiene previsto inaugurar «El árbol de las lágrimas», un sauce llorón cuyas hojas simbolizan el llanto de las madres judías que tuvieron que separarse de sus hijos para salvarlos durante el Holocausto. Pero el símbolo más visible para los habitantes de la capital son los narcisos amarillos que llevan prendidos en la ropa, una tradición reciente que gana adeptos cada año.

«Elegimos el narciso como símbolo de este acontecimiento porque, durante años, el día del aniversario de la insurrección del gueto, Marek Edelman (uno de los comandantes legendarios de la sublevación, fallecido en 2009) recibía un ramo de flores enviado por una persona anónima y lo depositaba en el monumento a los Héroes del Gueto», explica Maria Mossakowska, coordinadora de esta iniciativa en el Museo de la Historia de los Judíos Polacos. Edelman, que era cardiólogo, lo hacía solo, al margen de las ceremonias oficiales. Por su color y su forma, los narcisos amarillos recuerdan la estrella que los nazis obligaban a llevar a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.