El crudo rostro de la inflación sigue mostrando los colmillos en las mesas familiares. La canasta básica alimentaria promedio de noviembre asciende a $2.437 para un adulto equivalente y $7.531 para una familia tipo de cuatro integrantes, según el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), tras aumentos del 1,3% en el indicador general de los supermercados. Y eso que sólo los combustibles aportaron su cuota, porque este mes además aparecen los tarifazos de luz y gas.

El Centro de Economía Política Argentina, liderado por Axel Kicillof antes de entrar en el círculo de CFK, cuando se atrevía a cuestionar los índices de Guillermo Moreno, estima que una cena navideña, compuesta de asado, picada, helado y mesa dulce, le costará a una familia tipo 33% más que el año pasado y 123% por encima de cuando Mauricio Macri asumió el gobierno. En diciembre de 2017, un champaña, una sidra, 2 pan dulces, 1 budín y frutas secas tienen un costo de $530 cuando en 2016 era de $398 y en 2015, $298. Hubo aumentos de hasta el 109% y 105%, por lo cual se llevará 30% del salario mínimo.

El presidente Mauricio Macri había repartido globos durante el brindis de Navidad que encabezó en 2016 en el Patio de Las Palmeras, con la presencia de un Papá Noel. Este año también reparte inflación. 

A la pegadiza marchita de los Precios Corajudos no se la escucha, últimamente, repiquetear incesante dentro de los locales de Carrefour, a pesar de que el anunciado compromiso de mantener carteles en las góndolas congelados se extiende hasta enero.

No hubo ninguna comunicación oficial de la empresa de si habrá sido la respuesta ante algún fastidio expresado por los clientes por la resonancia o porque el gobierno no ha cumplido con su parte de bajar la inflación, pero lo cierto es que la apuesta promocional parece haberse acallado.

Sin embargo, se escuchan por los altoparlantes ofertas con combos de cajas navideñas. La más barata que detectó el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) es la verde de Supermercado Vea, que viene con 5 productos a $119, un incremento del 20% respecto del 2016.

Cuando existía el combo de Precios Cuidados en 2014 estaba a $54 e incluía 7 productos.

Más allá de presunciones, el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO) relevó que, en general, los supermercados remarcaron promedio 1,1%, que en el caso por caso se convierte en alzas superiores al 20% en harina de trigo, azúcar y papa, más el 9,3% que subió el vinagre.

Y tomando la canasta básica alimentaria (que determina el costo de vida para no ser considerado indigente) se incrementó en noviembre 2,6% con relación a octubre de 2017. La manzana fue la excepción, al bajar el 12,3%.

La CBA está compuesta por pollo trozado, aceite mezcla, bebidas edulcoradas, arroz, azúcar, café, dulce de leche, fideos, galletitas saladas, galletitas dulces, bebidas gaseosas sin edulcorar, harina de trigo, huevos, leche, legumbres secas, manzana, pan, papa, carne picada, otras harinas de maíz (polenta), queso, sal fina, té, vinagre, yerba y zanahoria. Aumentó 2,6% respecto al mes pasado y un 23,1% con relación a noviembre de 2016, según el informe de CESO.

Los mayores aumentos mensuales se registraron en los rubros colegial (+9,8%), golosinas (+4%), libros (+4), esponjas (+3,1%), jardinería (+3%), galletitas (+3%) y harinas (+3%). Las rebajas en los supermercadoscorrespondieron a telefonía (-7%), climatización (-5,8%), videojuegos (-4,7%) y cocción (-3%).

El índice de inflación supermercados corresponde al seguimiento de más de 16 mil precios de productos online realizados por los equipos de programación del CESO.

Un relevamiento de este instituto liderado por el economista heterodoxo Andrés Asiain ubica la canasta básica alimentaria promedio en noviembre en $2.437 para un adulto equivalente y $7.531 para una familia tipo de cuatro integrantes.

Sin embargo, el quid de la inflación del 1,4% de noviembre, según reveló el INDEC, no estuvo en la alimentación ni se hicieron notar los tarifazos de la electricidad y el gas de Juan José Aranguren, que recaerán recién en la medición de diciembre.

Aunque haya sido el registro más moderado desde septiembre (1,9%) -en octubre había dado 1,5%-, el acumulado del año llegó al 21% y el propio presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, dejó la tasa de política monetaria en 28,75% con lo cual el mensaje sería que el propio gobierno espera un último mes de 2017 recargado.

El camino lo mostró la suba de los combustibles de noviembre, que incidió en el rubro transporte haciéndolo aumentar 3%, mientras que superaron o equipararon también la cuerda media restaurantes (1,8%), medicina prepaga (1,3%) y ropa (1,3%).

El CEPA al que estuviera vinculado Axel Kicillof antes de entrar en el gobierno de CFK mete a fondo la estocada al estimar que el costo de una cena popular en las celebraciones de diciembre 2017 para una familia de tipo, compuesta de asado, picada, helado y mesa dulce, es 33% más cara que en 2016 y 123% por arriba de 2015.

Indica que un asado completo para 5 o 6 personas representa para los hogares de nuestro país un desembolso mínimo de $2.176, un 138% más que cuando se fue el anterior gobierno.

La típica mesa dulce se incrementó 78%, aunque algunos productos tradicionales como la sidra y las frutas secas aumentaron más de un 100%.

En el medio término macrista, los productos que más aumentaron fueron el fernet (340%), el chorizo parrillero (243%), el tomate y la lechuga (320% y 257% respectivamente), mientras los cortes vacunos para la parrilla (vacío, asado) acumulan un alza superior al 70%, aunque tuvieron incrementos más moderados este año respecto del anterior.

El helado por su parte, se encareció un 213% en estos dos años, que ahora vale un promedio de $250 por kilo de helado.

El CEPA toma como referencia el salario mínimo vital y móvil y calcula que se necesita destinar más del 30% en una sola cena. En el caso de la jubilación mínima, el 38%.

Al iniciar Macri el gobierno, este porcentaje era del 20% y del 31% respectivamente, con la particularidad de que este año no se entregará ningún tipo de bono ni a jubilados ni trabajadores como compensación de la pérdida de poder adquisitivo.