Por FERNANDO MEITERE conomista con Master en Planificación. Director y socio de Gas Energy Latin America. CEO de TNS Latam.

Importantes enigmas que debe despejar ya: Un aumento no previsto del precio de referencia del petróleo clase Brent, el aumento del dólar por sobre las expectativas del mercado, y un índice de inflación resultante hicieron que el Ministerio de Energía, en ese entonces comandado por Juan José Aranguren, cerrara un acuerdo con las empresas petroleras y distribuidoras de combustibles para menguar las actualizaciones que correspondían de los precios de combustibles en estaciones de servicio.

Ese acuerdo, a medida que se desarrollaban los hechos que son de publico conocimiento, hicieron que tanto operadoras, refinadoras y puntos de ventas finales iniciaran sus reclamos ante las autoridades nacionales.

De la misma manera, aquellos que seguimos a diario las variables económicas de la energía, vimos con alarma que, de cumplirse lo establecido de acuerdo a la ultima Audiencia Publica que fue refrendada con la Corte Suprema de Justicia de la Nación, los aumentos que se deberían aplicar a las facturas de gas natural y energía eléctrica para al mes de octubre rozarían el 35% en dólares, un 80% en pesos. Algo bastante difícil de aplicar a ojos vista de que comienza la campaña electoral para las elecciones del año 2019.

Sumado a todo lo anteriormente descripto, el fin de semana anterior se supo que Juan José Aranguren fue desplazado de su puesto y reemplazado por el Ing. Javier Iguacel, que se estaba desempeñando en la Dirección Nacional de Vialidad, con éxito relativo.

Este combo de incertidumbres encendió todas las alarmas de Inversores, Operadores y Empresas de Servicios Petroleros.

Al día de hoy, la actividad en Vaca Muerta, salvo las excepciones de YPF, Tecpetrol y la reciente ingresada Vista Oil and Gas, comandada por el ex YPF, Miguel Galuccio, se encuentra en un estado de esperar y ver.

¿La razón? Muy simple: puertas adentro, la industria se pregunta:
> ¿Se fijará nuevamente un precio de Petróleo Criollo, tal como en aquellas viejas épocas de Guillermo Moreno? Si esto es así, ¿qué sentido tiene ser competitivo si el precio no depende de la habilidad o no de poder extraer petróleo al mejor precio para obtener una mejor ganancia? Al fin y al cabo, el precio lo establece el gobierno.
> ¿Se mantendrán los precios de incentivos a la producción de Gas Natural No Convencional que establece la Resolución 46 E? Un tema que no es menor, frente a las exigencias del FMI,
> ¿Se continuara con el plan de ampliación de gasoductos y oleoductos, indispensables para poder evacuar los hidrocarburos producidos?
> ¿Se continuara con la expansión de las energías renovables, a precios actualizados en dólares y con prioridad de despacho, que dejarían a las centrales a gas fuera de mercado o con un consumo menor, canibalizando la producción de gas natural y sin mercado a donde poder vender?

Frente a un escenario de superávit de gas natural en la región, producto de la entrada en exportación de USA, Trinidad Tobago y Australia, sumado al gas que diariamente se reinyecta en Pre-Sal brasilero, ¿tiene sentido pagar cantidades superiores a los US$ 7,5 el Millón de BTU (a Bolivia), frente al precio por el cual se puede importar GNL de un país donde hay aproximadamente un 30% de gente que vive bajo la línea de pobreza?

Y por ultimo, todo el mercado se pregunta, tras la devaluación ¿puede sostenerse el sendero de precios ascendentes para el gas en boca de pozo? La respuesta off the récord de los ejecutivos consiste en que esta situación se hace insoportable, frente al fracaso del plan ideado en el año 2016, cuyas tres variables desbarrancaron:
> Inflación,
> Devaluación, y
> Crecimiento.

Al día de hoy, la situación no difiere mucho de lo que ocurría el año pasado.

La actividad de exploración y produción en Vaca Muerta no está separada de la realidad económica del país.

La conclusión es que se abren muchos interrogantes y pocas respuestas por parte de las aotoridades.

Eso nos hace pensar que, hasta que las aguas no se aquieten o se sepa cuál será el rumbo que va a tomar la administración de Javier Iguacel, no deberemos esperar grandes cambios y en consecuencia grandes inversiones.