Por Santiago Fraga

Los problemas de rutina, las relaciones de pareja y el qué quiere ser uno en la vida. Problemáticas que todos los humanos tenemos tarde o temprano y que componen esa serie de preguntas casi filosóficas que uno se debe haber para salir de ello. “Yo amo a Shirley Valentine”, la obra del prestigioso autor británico Willy Russell trata todos esos temas desde el humor, con una ternura y un personaje tan entrañable como identificable para cualquier espectador.

Aclamada y pedida por el público, en el marco de la gira nacional que iniciaron el 19 de febrero, con la gran Betty Ana Blum (más conocida como Betiana Blum) encarnando el personaje de Shirley y la dirección de Valeria Ambrosio vuelve la obra a Rosario este sábado 2 de julio en el Teatro La Comedia (Mitre y Cortada Ricardone).

Previo a la función, Conclusión dialogó con la estrella del espectáculo, quien dio su punto de vista de la puesta en escena, del texto original de Rusell, la gran devolución que recibe de parte del público, todos los condimentos que llevaron a Yo Amo a Shirley Valentine a ser un clásico y su actualidad relacionado al mundo del cine, la TV y el teatro.

“Es una obra muy hermosa, es un canto a la vida”, aseguró, a la vez de que desmintió que se trate de una producción que trate “la liberación del ama de casa”, sino que es una historia de éxito desde el punto de vista de una mujer que logra escapar a la vida rutinaria con un increíble viaje a Grecia.

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¿Con qué expectativa recibís este regreso a Rosario a pedido del público?

— La verdad que es una alegría en este momento, como están las cosas, de tener esta respuesta de la gente, y yo creo que tiene que ver con la obra, con lo que dice, que es una obra muy hermosa; es un canto a la vida. Comienza con una ama de casa que está pelando papas y que habla con la pared. Esta es Shirley Valentine que está entrampada en la realidad, ¿no? Con horarios, no puede salir de los roles y ese momento en el que parece que con la pareja ya todo fue hablado, ya no hay más nada y entonces son todos horarios, y que comemos a tal hora, y tal cosa a tal hora y tal día tal otro. Como que está todo planificado, no hay nada nuevo…

Todo muy rutinario.

— Claro, y es una cosa que a los seres humanos nos pasa. Con nuestro trabajo, nuestras profesiones; como que ya no hay nada nuevo, todo ya se sabe cómo va a ser. Entonces ella desde ese lugar tiene una oportunidad de tratar de salir de esto. Es una historia de éxito, ella lo logra, pero lo gracioso de la obra no es que es una heroína que saca el sable y va y gana la batalla. No, lo gracioso es cómo se las va arreglando para dar los pasitos necesarios para llegar a esto que ella quiere; a salir de la rutina y poder preguntarse, que es una cosa que a los seres humanos nos cuesta mucho, ¿Qué quiero?, qué quiero de verdad, y después animarse a hacerlo. Porque el texto dice en un momento que ella no sabía si hacer lo que quería o lo que debía, y que generalmente los seres humanos hacemos lo que tenemos que hacer, no lo que queremos, pero hacemos de cuenta que es lo que queremos. Tiene mucho sentido del humor, la gente se ríe una hora y media sin parar y lo lindo es que no es solamente una comedia donde la gente se ríe, sino que tiene contenido. Es una obra que te deja reflexionando, en un lugar muy lindo, de mucha apertura, y la prueba está en que la obra es un clásico. Hace años fue escrita pero se sigue representando en todo el mundo porque cada vez tiene más vigencia lo que se plantea.

Claro, justamente se van a cumplir 30 años de su estreno en 1986.

— Y cada vez tiene más vigencia, es impresionante lo que pasa y se sigue representando en todo el mundo y con mucha respuesta de la gente. Por eso yo también elegí hacerla, porque sentí que el momento era ahora; que necesitábamos este tipo de planteo, de personaje y de situaciones, que es lo que ella va atravesando.

¿Puede ser que la obra vaya más apuntada al rol de la mujer en la sociedad?

— ¡Para nada! Cuando dicen “esta obra habla de la liberación de la ama de casa” digo ¡no!, jaja. Esa ama de casa se libera, pero ella podría ser un médico, un empresario, ¿quién no está preso de los horarios, de los roles, de ser padre de familia, o la empresa, o el empleo?, ¿no? A todos nos pasa. Ahora, ¿por dónde se sale? ¿Dónde está la salida? Bueno, eso es lo genial de la obra; que toma de alguna manera este tema y lo hace con un humor, con mucha ternura, y la gente se va muy bien. Aparte es una puesta hermosa, tiene multimedia; es una obra de teatro. Tiene dos actos, tres cuadros, cambio de escenografía, de vestuario, se desarrolla toda la historia. La música es muy bella, es de Diego Monk y acompaña todo el relato, terminando con una música griega que hace que la gente se vaya bailando. Es muy lindo.

¿Crees que el éxito que ha tenido se debe a esa identificación del público?

— Cuando la obra empieza, obviamente con a pelapapas y hablando con la pared, uno piensa ¿qué le pasa esta señora?, pero apenas digo dos bocadillos ya la gente siente que también está hablando de ellos y se empiezan a reír, y no paran más.betiana blum3

¿La maternidad juega un rol importante en la obra?

— Ella habla de todo. De sexo no sabes, es impresionante lo que habla de sexo, la gente se muere de risa porque lo dice de una manera tan directa, tan sin edulcorar nada. Porque las cosas a veces se aumentan, se agrandan, o de hecho, bueno, dice: “Creo que el sexo está sobrevaluado, como las liquidaciones, mucho empujar, mucho sudar, y al final lo que te llevás tampoco era para tanto”. Todo eso ella lo habla desde un lugar tan sincero que realmente la gente se enamora de Shirley.

En tu caso, a la hora de agarrar el papel, ¿sentiste también esa identificación con las preguntas casi filosóficas que se hace Shirley?

— Claro, lo que pasa es que suenan filosóficas. ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Quién soy? ¿A dónde voy? Lo genial es la forma llana, directa, llena de humor y de ternura con la que se toca este tema, y cómo llega a un final de éxito. A mi casualmente me ofrecieron estrenar esta obra en Argentina, hace muchos años, y yo no la elegí hacer. Pasaron los años y hace algunos la volví a leer y dije: “Este es el momento para que yo haga Yo Amo a Shirley Valentine”; porque fijate quién dice yo amo a Shirley Valentine, ella misma. Es la famosa deuda interna, esto de querernos a nosotros mismos, de valorarnos, de no poner el valor de lo que de afuera nos digan, que nos aprueben, que si somos lindos, si somos exitosos, si tenemos plata, que esto, lo otro. No, amarse y valorarse a uno mismo. Es un tema ese.

¿Qué es lo que te llevó a pensar que este era tu momento y no antes?

— Porque la obra la tenés que hacer desde un lugar de comprensión, de maduración, que es lo que ella logra en ese trayecto, en esa obra, en ese viaje, en todo lo que le sucede, en cómo ella se da cuenta. Cuando lo haces desde un lugar de más experiencia obviamente que resuena desde otro lugar. Yo siempre digo, y no es por comparar, que las personas tienen que amarse. “Amaos los unos a los otros”. Esto, dicho por Jesús, debe haber tenido otra resonancia, ahora es casi un eslogan; entonces, desde la conciencia que vos haces las cosas tienen otra resonancia, y yo siento que en este momento tengo la madurez para tocar estos temas desde el humor y la ternura y que tenga profundidad. A mí me importa mucho que la gente se divierta, me parece fundamental la risa, creo que es la sal de la vida, pero también me gusta que se lleven una reflexión. Es una obra que te dan ganas de sentarte a hablar y a mirar muchas cosas. La gente sale muy motivada.

Al ser temas tan cotidianos imagino que llevan a replantearte un montón de cosas

— Es tu vida. Casi nada. Qué estás haciendo con tu vida.

Desde tu lado en el teatro, ¿cómo sentís que está hoy en día? Ya sea por las posibilidades que tienen los artistas y las obras como así también la gente que asiste. ¿Sentís que hay un apoyo?

— Argentina ama al teatro. Esto es así. Lo que es la cartelera de Buenos Aires, la cantidad de espectáculos que hay de toda índole, y además no solo en el centro sino off corrientes. La cantidad de espectáculos experimentales, originales, creativos. Hay de todo. Después bueno, económicamente estamos en un momento de transición. Hay que tener paciencia, pero no por eso detenerte. Seguir haciendo, que es eso lo que yo creo.

Dado a que has recorrido todo el país con la obra, ¿sentiste una devolución distinta del público en cada uno de esos lugares?

— La gente está muy conmovida cuando me espera para saludarme. Como estimulados, divertidos, pero también conmovidos. Por ahí me dicen “yo no quiero vivir más una vida chiquita”, o sino me dicen con doble sentido riéndose “me tengo que ir a Grecia, definitivamente me tengo que ir a Grecia”. Pero divirtiéndose.

¿Cómo estás hoy en día con el cine y la televisión? ¿Alejada?

— Mira, hay proyectos. En cine hay proyectos y en televisión tendría que hacer algún arreglo en caso que apareciera algo que me interesara, porque prácticamente no estoy en Buenos Aires. Estoy poco y aparte también doy clases de teatro, lunes y miércoles tengo dos grupos, o sea que estoy ocupada. Si aparece algo que me interese bueno, ya veré cómo organizar, pero por el momento estoy a full con esto.

betiana blum4¿Qué sentís vos en ese momento de ponerte en el papel de dar clases?

— Yo hace mucho que empecé a dar clases. Después tuve que parar porque llegué a un ritmo de trabajo que era inhumano viste. Haciendo teatro y televisión junto es muy muy duro, entonces no tenía tiempo; pero ahora, justamente al hacer la gira, esos dos días que estoy en Buenos Aires puedo retomar, porque a mí me gusta mucho hacerlo. Siento responsabilidad de transmitir mi experiencia.

¿Sentís diferencias entre las formas de dar clases antes y ahora?

— Yo enseño desde mi experiencia. Tengo mi forma, mi visión. Yo creo que, aunque parece al revés, en vez de pensar que estás trabajando con actores y poner algo como en un rol, es bueno saber que estás trabajando con personas y que esas personas cuando más aprendan a escuchar, como personas, a sentir, a comunicarse, a abrirse, a vaciarse para ser habitables por otro ser que es un personaje que puede pensar absolutamente distinto de ellos, cuando todo eso lo trabaje la persona, si lo logra va a ser un buen actor. Por supuesto que también enseño las técnicas de actuación, pero también trabajo mucho con la persona.