Los ex primeros ministros François Fillon y Alain Juppé disputarán el domingo próximo en segunda vuelta la candidatura conservadora a la Presidencia de Francia tras las elecciones primarias de hoy, en las que dejaron fuera de carrera al ex presidente Nicolas Sarkozy.

Fillon obtuvo 44% de los votos contra 28% de Juppé cuando estaba prácticamente concluido el escrutinio de las alrededor de 10.000 mesas electorales.

Sarkozy, quien reunió 21%, admitió que no logró «convencer a una mayoría de los electores» y anunció que en el balotaje votará por Fillon, pese a los «desacuerdos pasados con él», porque «ha comprendido mejor los desafíos que afronta Francia».

También el ex ministro Bruno Le Maire, quinto en las primarias de hoy, manifestó su apoyo a Fillon.

Juppé, quien rechazó la sugerencia de algunos asesores para que renuncie a la segunda vuelta, apuesta al debate que celebrará el jueves próximo con Fillon.

Una de las claves de la jornada electoral fue la alta participación, pues alrededor de 2,5 millones de franceses votaron, según el comité organizador del partido conservador Republicanos.

Todos los franceses mayores de 18 años podían ir a votar, a condición de pagar una contribución de dos euros y firmar una carta de adhesión a los valores de la derecha y del centro. Un trámite que podían cumplir incluso durante la jornada electoral.

Resignados ante la derrota anunciada de su campo en la primera vuelta de las presidenciales de abril, varios simpatizantes de la izquierda fueron a votar para influir en el resultado. Para muchos, su motivación principal era evitar que Sarkozy regresara al poder.

Pocas horas atrás, el gran favorito era Juppé -actual alcalde de Burdeos-, quien fue primer ministro bajo la presidencia de Jacques Chirac, que durante meses encabezó las encuestas y que tenía el papel moderado en esta tríada.

Pero el actual diputado Fillon, quien fue primer ministro en el gobierno de Sarkozy, dio el batacazo. No fue una sorpresa inesperada: su nombre había escalado con rapidez en los últimos sondeos y para muchos se debió a su celebrada actuación en los debates televisados.

Fillon, de 62 años, es un abanderado del liberalismo económico y una de sus propuestas centrales es reducir 10% el número de funcionarios del Estado y compensarlo con un aumento de su jornada laboral para que pasen de las 35 actuales a las 39 horas semanales.

En la arena social, quiere limitar la adopción de niños por parejas del mismo sexo, aunque sin dar marcha atrás a su derecho al matrimonio.

La de hoy fue una cita esencial para las elecciones presidenciales del año que viene porque los sondeos otorgan al postulante de la derecha y el centro muchas opciones de ganar las presidenciales del 23 de abril y el 7 de mayo del año próximo, frente a una izquierda dividida y una ultraderecha que no logra aglutinar a más de la mitad de los franceses.

En ese contexto, a medio año de las presidenciales, los conservadores cuentan con que las primarias sirvan de plataforma de lanzamiento de su candidato, a imagen de lo que en 2011 sirvió de trampolín al socialista Francois Hollande para alcanzar el Palacio del Elíseo.

Con un socialismo diezmado, sin un liderazgo claro y con encuestas en las que muestran a la ultraderechista Marine Le Pen como una figura en ascenso, el escenario político indica que en un duelo final presidencial, el espectro de la izquierda y del progresismo se inclinaría a favor del conservador que gane estas primarias para evitar una victoria de la extrema derecha.

 

Los franceses votaron para elegir al próximo candidato presidencial de la centroderecha