No sólo es sensación de mayor pobreza la que acusa más de la mitad de la población argentina en su economía familiar respecto del año pasado.

Según datos oficiales, el presupuesto en alimentos y gastos esenciales supera, en lo que va del año, al Indice de Precios al Consumidor (IPC), con el agravante de que en abril (cuando el nivel general se calcula próximo al 2%) las canastas treparon aun cuando quedaron exentas de los aumentos que se habían previsto en los servicios públicos regulados (luz, gas, agua, nafta, transporte).

Indigentes, pobres y casi son víctimas directas de una inflación estructural superior al 20% anual, que se ensaña hasta con las demandas inelásticas y le quita capacidad de consumo al resto, excepto a minorías privilegiadas de la pirámide socioeconómica. El cálculo del PBI, reestimado al 2%, registra esa menor actividad general de la economía, que repartida entre una población que crece entre el 1,5% y 1,8% por año muestra que el producto per cápita de este año será el mismo que el de 2016, cuando la gente sentía que su economía estaba peor que con los Kirchner. «En un año el incremento de precios de los medicamentos fue del 37% entre abril del año pasado y el mismo mes de 2017.

Aumento de los servicios

Las remarcaciones de precios en marzo han pegado con mayor virulencia en los presupuestos familiares, porque los servicios vinculados a los hogares fueron los que más aumentaron y, dentro de estos, en la comida: el pan, la leche, la carne y las verduras habían subido en marzo por encima del nivel general del índice de precios al consumidor (IPC) que mide el INdEC, que estuvo en 2,4%: tanto en alimentos como en el resto de la canasta básica total llegó al 3,5%.

En los tres primeros de este año, la canasta alimentaria ya acumula un incremento del 6,2% y la canasta básica total, el 7,1%, por encima del promedio de 6,3%. La conclusión es obvia: el costo de vida del pobre, o casi, es más cara que la del resto de la sociedad, una lección que los que desde la teoría abogan entusiastamente por la inflación como motor de la economía debería aprender.

El mes pasado ni unos ni otros se escaparon de pagar el incremento del 5,4% que tuvo el pan, o el del 10,8% del pollo o entre 4,3 y 8,8%, aplicados en los principales cortes de carne.

En la Ciudad de Buenos Aires, las verduras subieron el 8% y las carnes el 3,1%, y en el trimestre los lácteos aumentaron el 8% y las verduras el 17,1%. Claro que en esta jurisdicción las canastas cotizan más alto que en el resto del país. Para una familia tipo, que no abona alquiler, en marzo, la línea de indigencia ascendió a $ 7.260,08, en tanto que la línea de pobreza fue a $ 14.620,17.

La Dirección porteña de Mediciones creó una nueva categoría: los “sectores vulnerables no pobres”, entre los que ganaron en marzo de ese límite crítico hasta $ 18.686, “porque ante una eventual disminución de su poder adquisitivo (por ejemplo, por una suba de precios por encima de sus ingresos) o ante la pérdida del empleo o del ingreso de alguno de sus miembros, tienen probabilidad cierta de caer en los estratos más bajos”.

El día a día genera precios nuevos que el salario viejo (por más actualizaciones que se hagan a posteriori) no puede bancar. Ahí está la explicación de por qué el consumo masivo sigue sin reaccionar afectado por la pérdida de poder adquisitivo, en especial de los sectores de menores recursos.

Los pobres, más pobres

La mesa está padeciendo lo que economistas como Martín Redrado califican de inflación estructural, que es cuando está por arriba del 20% y activa las pistolas remarcadoras en los precios en las demandas más inelásticas, ya que nadie puede prescindir de la comida ni de los gastos esenciales para salir a la calle.

Y eso que los ministros de Energía y de Transporte, Juan José Aranguren y Guillo Dietrich, respectivamente, tuvieron que enfundar hasta después de octubre las planillas Excel con aumentos en la luz, gas, agua, nafta y transportes.

De todos modos, la realidad estadística no siempre se comparece con la de la vida cotidiana. AmbitoFinanciero armó su propia lista de 25 productos para seguimiento de precios en supermercados, que le dio en abril 4,2%, es decir el doble de la inflación estimada para este mes por consultores privados.

Surge de la ponderación entre un ticket conformado por artículos de alimentos y limpieza, que al 29 de marzo totalizaba $1.747,19, contra $1.820,58 por la misma compra el 26 de este mes.

Cuál es la receta frente a los aumentos

Cómo se las arregla la gente, para afrontar in situ su propia tasa de inflación, intenta desentrañarlo la consultora FocusMarket, a través de scanners de la empresa Scanntech colocados en más de 500 supermercados de cercanía.

En marzo le dio que hubo un leve incremento en la cantidad de unidades promedio que se consumen en cada acto de compra respecto del mismo mes del año pasado: 2,8% más, con 4,64 ítems por ticket. De un total de 3,86 que en promedio alcanzaron en el caso de los alimentos, desciende a 2,45 unidades tratándose de bebidas (con y sin alcohol), mientras las categorías de limpieza y cuidado personal registran 1,91 y 1,85 por compra.

Tomando los datos de los autoservicios y pequeños comercios de un año a esta parte, el consumo arrastra una caída de 3,1%, con un aumento de 26,9% en su facturación y de 29,9% en precios, pero que la cantidad de tickets es 1,9% inferior. En el interior la merma se hizo sentir más que en a Capital Federal.

Vinos, aceites, lácteos, cremas dentales, azúcar y sal aumentaron más del 40% en pequeños supermercados, autoservicios y almacenes. Entre los que menos subieron figuran alimentos enlatados, chocolates, artículos de limpieza, jabones de tocador, jugos en polvo, pastas frescas y fideos secos.

La conclusión que extrae el informe es que existe una relación inversamente proporcional entre los aumentos de precios y las compras de esos artículos: el consumidor se protege de los que más agreden su economía pasándolos de largo en las góndolas.

Medicamentos

Otro de los rubros que también recibieron incrementos considerables es el de los medicamentos.

Al respecto, una investigación de Laura Sieg, para Los Andes, de Mendoza, da que en un año el incremento de precios de los medicamentos fue del 37% entre abril del año pasado y el mismo mes de 2017. Este dato se desprende del análisis que realiza Cofarmen (Cooperativa Farmaceútica de Mendoza).

Recordemos que entre marzo del año pasado y marzo de 2017, el IPC Congreso arrojó una suba del 33%. Habrá que esperar datos de abril para saber si los remedios le ganaron a la inflación.

El estudio analiza todo el rubro de medicamentos y compara el crecimiento de precios promedios (Vta Total en $/ Vta en Unidades).

En este marco, desde la Cámara de Farmacias de Mendoza coincidieron con este número y especificaron que en los próximos días llegan las nuevas listas de los laboratorios que informaron que los medicamentos llegarán con subas del 2,5% en promedio y algunos, vienen con incrementos mayores, de aproximadamente el 5%.

Porcentuales muy elevados

Así es que entre abril del 2016 y abril de 2017 los medicamentos tuvieron un incremento acumulado del 37%, mientras que en lo que va del año, enero-abril, la suba ha sido del 8%.

Cofarmen elaboró una lista con los 20 medicamentos más consumidos durante el período estival y realizó la comparación de precios entre el año pasado y éste. Algunos de los ítems analizados aumentaron más que el promedio (27,5%), según aseguró Federico Böhm, gerente general de la Cooperativa.

Dentro de todos estos, uno de los productos que más aumentó fue el MucoPrednibron Jarabe x 200, que pasó de $ 97,32 a $ 170, lo que dejó un incremento del 75%. A estos les sigue el Tafirol 500mg x 70 que un año tuvo una suba del 49% ya que su valor pasó de $ 65,53 a $ 97,34; en el caso del Abetacort Plus CassaraCre, el incremento fue del 44%, y su salto fue de $ 54,9 a $ 79.

En un porcentaje menor, 37%, se ubicó el VentolínInh C/AplicAer que pasó de $ 120,53 a $ 164,84.

No obstante, hubo algunos medicamentos de consumo masivo de invierno que mostraron aumentos menores, como el Next comprimidos x 10 que pasó de $ 84,94 a $ 99,01 (17%) o Refrianex comprimido x 20 que subió 12%. Este producto, en 2016 estaba a $ 94,6 y este año se ubica a $ 105,76.