El impacto del estrés sobre la salud cardiovascular de los chicos es mayor que sobre los adultos, por lo que a los avances médicos y a la promoción de una alimentación más sana y la actividad física debe sumarse otro factor de protección decisivo e irreemplazable, que es brindarles diariamente un entorno de cariño y comprender que no son «adultos en miniatura».

Este es el eje de la Campaña Nacional que lanzó la Federación Argentina de Cardiología (FAC), que destacó que «el corazón, ese músculo del cual depende la circulación sanguínea y por lo tanto la vida humana significa en la cultura mucho más». .

Sin embargo, desde la FAC advirtieron que «las situaciones de estrés pueden producir en los niños hipertensión arterial, dolores de cabeza, agotamiento físico, trastornos del sueño, conductas compulsivas (como estar todo el día pegado a los videojuegos o Internet), dolor de pecho y falta de aire, además de afectar sus relaciones sociales y su aprendizaje».

«Uno puede hacer que un chico baje de peso y se alimente mejor, promover que haga ejercicio o llevarlo al médico cada vez que es necesario, pero el amor es lo único que puede hacer que bajen el estrés, que es un factor de riesgo demostradamente potenciador de todos los demás factores de riesgo de enfermedad», destacó la cardióloga infantil y especialista en hemodinamia Sandra Romero.

La especialista aseguró que «tanto la práctica clínica como la evidencia científica demuestran sobradamente la relevancia de la contención emocional en la prevención y en el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares en los niños».

Con el objetivo de poner en primer plano esta responsabilidad de los adultos en brindarles a los más chicos cuidado y afecto y estar atentos a sus necesidades, la Federación Argentina de Cardiología (FAC) focalizó bajo el leitmotiv «el corazón de los niños es un tema de los adultos» la Campaña Nacional dirigida a la prevención de la salud cardiovascular en la población infantil. .

Se presentarán una serie de materiales audiovisuales y gráficos de divulgación sobre diferentes aspectos de este tema, entre ellos una adaptación breve de un libro de Sandra Romero –Tuc-tuc tuc-tuc: Un corazón feliz – Salud cardiovascular para chicos y grandes–, que trata sobre la prevención cardiovascular de modo integral y con un lenguaje llano y accesible.

El poder sanador de un abrazo.

La falta de atención y de cuidado que tanto afecta a los más chicos no consiste simplemente, según Romero lo explica, en el caso extremo de «no querer» a los hijos. .

Más bien tiene que ver con creer que sólo se trata de satisfacer ciertas necesidades materiales para que crezcan sanos física y emocionalmente. .

«Hay muchos otros factores que debemos tener en cuenta: no somos cardiovascularmente sanos por comer pescado y brócoli y hacer deportes todos los días solamente, si bien mantener esos hábitos saludables es muy importante», graficó.

Es que las demostraciones de afecto también son una necesidad material: «Si el niño se siente querido y cuidado, va a querer tener una vida saludable. Esto que parece tan obvio y evidente, no lo es. Pero, ¿cuántas veces al día se les da un abrazo? Porque eso es lo que les calma el estrés, les da confianza y autoestima, y una capacidad de defensa que de otra manera, la criatura no puede adquirir». .

La actividad física bien entendida .

«Es necesario dejar de ver a los niños como si fueran adultos en miniatura», resumió Héctor Trungeliti, cardiólogo infantil y especialista en medicina del deporte. .

Trungeliti indicó que esa peligrosa tendencia a olvidarse de as necesidades específicas de los niños y adolescentes en edad de desarrollo y crecimiento y a transmitirles exigencias del mundo de los adultos puede incluso «contaminar» el ámbito del deporte y la actividad física, fundamentales tanto para el buen desarrollo físico y emocional de los chicos como para su salud cardiovascular presente y futura.

Es que los indudables beneficios de practicar deportes y hacer ejercicios regularmente requieren como condición que se contemplen las particularidades de cada etapa del crecimiento: «Son organismos cambiantes, en desarrollo, y la fisiología de un niño no es estática –explica–. Hay condiciones físicas y psicológicas que deben ser consideradas, especialmente en deportes de alto rendimiento y competencia». .

Desde su perspectiva, conviene que las escuelas de formación deportiva y clubes de barrio donde los chicos se inician en la práctica definan bien sus objetivos en cuanto a exigencias y estímulos.

Cada rango de edad tiene sus especificidades: «Hasta los 5 o 6 años de edad, en que se desarrolla la coordinación neuromuscular, lo fundamental es estimular las habilidades motoras, haciendo diversos deportes y no una práctica intensiva de uno en particular. Un buen desarrollo en esta etapa hace que después sea más fácil aprender cualquier tipo de deporte».

Otra fase sensible del desarrollo psicomotor se da antes de la pubertad, cuando la secreción de testosterona y de hormona del crecimiento le dan la posibilidad a los músculos de incrementar su tamaño: antes de esa etapa, las conexiones entre los músculos y el sistema nervioso recién se están formando, y las actividades intensivas de fuerza pueden ser contraproducentes. .