Cuando una persona está internada, sobre todo en estado crítico, el rol del equipo médico pareciera obvio que son las piezas indispensables para la recuperación del paciente. Sin embargo, hay otro actor que es pieza clave en la evolución favorable del enfermo: la familia. Y dentro de las salas de hospital, dentro de la terapia intensiva, la relación médico- familiar- enfermero- paciente se torna a veces compleja, otras distante y sobre todo segmentada; cada uno, en su rol intenta atender al damnificado pero de manera individual.

El médico Daniel Gallo y el ingeniero Franco Vinciarelli forman parte del equipo del Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, ambos iniciaron un proyecto que se convirtió en programa y que ya se aplica hace tres años, denominado Familia Activa. El mismo consta en capacitar a los familiares de los pacientes internados para que puedan integrarse al equipo de salud que trata a su familiar y, de esta manera, conseguir una estadía hospitalaria que arroje mejores resultados.

El proyecto surgió a partir de la inquietud del equipo de enfermería del hospital, que observaba el grado de ansiedad que se producía en los familiares de los pacientes que esperaban el alta médica. Cuando estos eran derivados a la sala de cuidados intermedios las familias tenían miedo de acercarse a tocarlos y tener contacto con ellos.

A partir de esto, Gallo y Vinciarelli apostaron por capacitarlos y darles un lugar en el equipo de salud. El vínculo y el afecto que ellos les podían brindar a los pacientes empezó a complementarse con conocimiento, generando así una doble ganancia. Así crearon una aplicación en la cual se lleva un registro de todo el proceso.

Los resultados obtenidos fueron gratificantes: en 2015 el promedio de internación era de 33 días. Actualmente se logró reducir a 28. Esto posibilitó la atención a un mayor número de pacientes, ya que se incrementó la velocidad de obtención del alta. También disminuyó el índice de reingreso al hospital, gracias a los saberes que los familiares adquieren en Familia Activa.

El dúo de profesionales planteó el proyecto en tres etapas: la primera constó en la presentación de la iniciativa en el concurso Ricardo Roffo, beca que otorga la Fundación HECA. Allí consiguieron el segundo premio, lo que es permitió adquirir los materiales para trabajar y tener un espacio propio para Familia Activa, con todos los servicios del hospital integrados al programa.

«Estos pacientes son derivados de terapia intensiva con dificultades en la movilización. Recordemos que el Hospital Clemente Alvarez es un hospital de tercer nivel de complejidad. Estos pacientes que ingresan en las terapias intensivas están mucho tiempo internados. Son politraumatizados, herida de arma de fuego, herida en la vía pública. Tienen 25 días de internación promedio. Llegan a nuestra sala con riesgos de lesiones de la piel, traquiatomizados y con zondas para su alimentación. Trabajamos sobre esos tres problemas al principio, con la familia, darles a ellas la posibilidad de reforzar ese vínculo», dijo el profesional.

La segunda etapa consistió en agregar mas cantidad de problemas a tratar y acaparar un mayor sector. Esto se tradujo en las 200 familias distribuidas en la ciudad de Rosario que hoy están incluidas en el programa.

La más ambiciosa de las etapas es la tercera. La idea es expandir Familia Activa y aplicarlo en otros efectores de salud, no solo en la red municipal, sino a todos aquellos que tengan este tipo de problemáticas.

Gallo contó, en dialogo con Conclusiónque “distintas universidades lo han visto o lo han observado como un trabajo ejemplo de lo que se puede hacer; que realmente se puede aplicar en las instituciones de salud porque tiene toda una metodología de trabajo”. Además anunció que “tanto el doctorado del Instituto Universitario Italiano de Rosario como también la Universidad Nacional de Rosario nos han propuesto dar una clase sobre lo que nosotros hacemos para tomarlo”.

Vinciarelli, por su parte, apuntó que “una de las aristas interesantes del programa es la cuestión de interdisciplinariedad, que nos permite unir fuerzas en una estructura informática para llevar adelante un registro de las capacitaciones que se van dando”.

Es interesante ver cómo la combinación de la tecnología junto con la problemática de la salud, trabajando en conjunto, es posible y tiene rápidamente marcadores que muestran que son interesantes en la aplicación, que no son onerosos en forma muy grande pero que la tecnología en función de lo humano es interesante y sobre todo se pueden armar grupos de trabajo.