Norma Quiroga tenía 53 años cuando, luego de un largo padecimiento de brutales hechos de violencia y abusos sexuales, fue asesinada por su pareja. Tanto ella como su hija fueron víctimas durante años de los golpes y sometimientos físicos y psicológicos a los que las sometió el hombre que este lunes comenzó a ser juzgado en el Centro de Justicia Penal de Rosario y para quien el fiscal Gastón Ávila solicitó la prisión perpetua.

Norma y su hija Laura, de 20 años, eran chaqueñas, de la comunidad qom y se habían radicado en Rosario, en la zona sudoeste de la ciudad, en una vivienda ubicada en Pasaje 1821 al 6200. En esa casa y durante años ambas padecieron una violencia extrema por parte del acusado, Rubén Lucio G., permanecían cautivas contra su voluntad, eran sometidas a golpizas y se les negaba el alimento. Desde principios de 2019, hasta el 28 de agosto, fecha en que Norma finalmente fue asesinada, permanecieron encerradas, con las ventanas y puerta tapiadas para que no pudieran salir y  no tuvieron comida ni atención médica.

Finalmente, ese 28 de agosto, el imputado abusó sexualmente de Norma, le introdujo en la vagina un objeto contundente que le provocó graves lesiones, le proporcionó una monumental paliza y la estranguló. Cuando la policía llegó al lugar encontró a Laura en grave estado de desnutrición y con serias secuelas, y al acusado gritando junto al cuerpo.

Según la acusación del fiscal Ávila, desde los inicios de la relación, pero principalmente durante los últimos años, Rubén Lucio G. ejerció violencia de género en forma física, psicológica, sexual y económica contra Norma, y lo acusó de los delitos de privación ilegítima de la libertad agravada por ser cometida mediante amenazas y violencias y por haber causado un grave daño a la salud, abandono de persona agravado por el vínculo, abuso sexual con acceso carnal agravado por resultar un grave daño a a la salud de la victima y homicidio calificado por el vínculo de pareja y por haber sido cometido por un hombre contra una mujer mediando contexto de violencia de género.

Los abusos y malos tratos generaron dramáticas huellas en Laura, la principal testigo de la causa quien, por indicación de los profesionales que la atendieron, debió declarar en Cámara Gesell pese a tener mas de 30 años.

Por su parte, la defensora pública Susana Brindisi explicó al tribunal que el acusado no estaba en su casa en el momento en que la víctima fue asesinada y que podrá probarlo mediante testigos que declararán en el juicio, por lo que solicitó la absolución de su defendido.

El Tribunal que juzgará a Lucio G. está conformado por los jueces Rodolfo Zvala, Ismael Manfrín y Nicolás Vico Gimena