Todas las semanas se emite por el canal de YouTube de Conclusión un ciclo que busca acercar la realidad, para poder interpelarla profundamente. Es por ello que Catalejo, a lo largo de treinta minutos, aborda diversos temas ligados a la actualidad, cultura, salud, política, opinión e investigación, tratando de amplificar en todos los casos, un imprescindible debate.

En este capítulo, Gisela Gentile y Alejandro Maidana dialogan con los docentes e investigadores Carolina Zoppi y Marcelo Maisonnave sobre el brutal vaciamiento que está padeciendo el CONICET. El sistema científico-tecnológico está paralizado y lo están desmembrado trabajador a trabajador, oficina a oficina, instituto a instituto.

Mientras que el brutal ajuste impulsado por el gobierno de Javier Milei sigue su curso desenfrenado, distintos sectores se organizan en asambleas permanentes para poder fortalecer su digna resistencia. Una de las áreas más golpeadas por el desfinanciamiento y los despidos estratégicos, sin duda alguna es la de ciencia y tecnología de nuestro país. Una nueva y renovada invitación a la fuga de cerebros.

Ningún país logró crecer sin apostar a la ciencia y tecnología. Argentina cuenta con una extensa historia: somos el país de Latinoamérica con más premios Nobel en ciencias, desarrollamos satélites, reactores nucleares, vacunas, medicamentos entre muchos otros logros. Sin embargo, el gobierno de Javier Milei empuja hacia el cadalso a un sector imprescindible para el desarrollo.

Lo que tanto ha costado construir, se está destruyendo desde decretos y a través de vías discursivas en una clara batalla cultural. La disputa de sentidos que parte desde el ejecutivo nacional, es concreta, se pretende hacerle creer a la sociedad que la ciencia no transforma y que el sostenimiento de la misma origina un gasto evitable. Nada mas alejado de la realidad.

En ese marco, trabajadoras y trabajadores de la ciencia y la educación, se organizan en asambleas permanentes con el único fin de defender un área vital para el desarrollo de un país que se resiste a ser tan solo patrimonio de un puñado. No hay futuro sin ciencia, no hay presente sin empatía.