Todas las semanas se emite por el canal de YouTube de Conclusión un ciclo que buscará acercar la realidad, para poder interpelarla profundamente. Es por ello que Catalejo, a lo largo de treinta minutos, abordará diversos temas ligados a la actualidad, cultura, salud, política, opinión e investigación, tratando de amplificar en todos los casos, un imprescindible debate.

En este capítulo, Gisela Gentile y Alejandro Maidana dialogaron Arístides Álvarez, junto al director de la ONG Si nos reímos nos reímos todos, profundizamos el debate sobre una problemática que atraviesa a muchos niños y jóvenes a lo largo y ancho del planeta, el bullying (acoso).

Según la definición consensuada entre la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) y la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras, el bullying o acoso escolar es toda intimidación o agresión física, psicológica o sexual contra una persona en edad escolar en forma reiterada de manera tal que causa daño, temor y/o tristeza en la víctima o en un grupo de víctimas.

El estudio realizado por la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras para América, Europa, Asia, Oceanía y África, realizado entre enero 2021 y febrero de 2022, los casos de Bullying en todo el mundo continúan en aumento, donde 6 de cada 10 niños sufren todos los días algún de tipo de acoso y ciberacoso.

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En cuanto a las estadísticas de nuestro país, el estudio que abarcó diversos países y se realizó entre enero 2021 y marzo de 2022, los casos de maltrato escolar en la Argentina continuaban en aumento, donde alrededor del 70% de los niños y niñas sufren todos los días algún de tipo de acoso. Un dato tan escabroso como alarmante que vuelve a interpelar un mundo adultocentrista.

En los últimos días, un aberrante caso de suicidio e intento de suicidio en la ciudad española de Barcelona por parte de dos adolescentes argentinas, disparó nuevamente un debate que suele desempolvarse cada vez que la tragedia nos interpela profundamente. El silencio de los adultos, la complicidad de los mismos, la rigidez institucional y la falta de compromiso familiar para torcer una escabrosa realidad, forman parte de un coctel tan explosivo como preocupante.