Por Lautaro Zeballos

¿Qué es lo que está pasando en esta etapa del capitalismo? ¿Cuáles son sus características actuales y su devenir histórico? La hegemonía intrínseca que ostenta tiene variantes que se producen a partir del desarrollo de nuevas tecnologías. El doctor en Ciencias Sociales e investigador del Conicet, Mariano Zukerfeld, señala que para analizar con certeza la actualidad es menester distinguir entre un capitalismo mercantil, el cual el eje estaba puesto en el comercio de bienes y servicios; un capitalismo industrial, en donde predominaba el sector de ese nombre con las manufacturas; y el modelo actual que se presenta como un capitalismo informacional o cognitivo que está signado por la presencia determinante de las tecnologías digitales y la información digital como bienes cruciales que estructuran esta etapa.

Para abordar estas temáticas, Zukerfeld -también Licenciado en Sociología (UBA) recorrió la historia de internet en una entrevista con Conclusión y reflexionó sobre la forma en que algunas compañías controlan el funcionamiento de esta web, así como también las transformaciones que se generaron en el mundo laboral y el escenario geopolítico del capitalismo informacional.

Desde el punto de vista del investigador, esta etapa capitalista tiene cuatro tendencias marcadas: la del trabajo informacional; del trabajo automatizado; de los prosumidores en el trabajo; y de las plataformas en el mundo del trabajo.

«Cada una de las tendencias genera desafíos. La informacionalización refiere a que más y más actividades laborales implican utilizar como principal medio de trabajo una tecnología digital, un celular, una tablet o computadora y tiene como principal producto un bien informacional. En la Argentina tenemos una intuición de que alrededor del 60% de la población económicamente activa realiza trabajo informacional, pero no tenemos medidas desarrolladas por parte del INDEC», contó.

Según relató el Dr. en Ciencias Sociales, uno de los debates más importantes del presente es aquel que discute si en situaciones en las que se produce una automatización creciente de la economía y una perdida de la cantidad de puestos de trabajo pagos, el Estado debe garantizar o no un ingreso básico universal que permita acceder a los bienes y servicios necesarios para vivir cotidianamente en condiciones dignas.

«Tenemos una discusión política que es la vinculada a que los trabajadores reconozcan la producción de conocimientos que realizan como una titularidad, un derecho y una potencialidad que puede ser ejercida salarialmente. Si yo produzco saberes, debo recibir una compensación especifica por eso que excede al valor del tiempo de trabajo, a mi segundo o a mi semana laboral, sino que la producción de conocimiento que muchas veces se quedan las empresas, merece una retribución específica. Hay estrategias de las empresas para poder apropiarse de más conocimientos generados colectivamente», explicó.

 

¿Los robots desplazan a las personas?

Uno de los debates que vienen acaeciendo a nivel global ante el avance -en algunos casos avasallante- de la tecnología aborda el posible perjuicio que esto puede traer a los recursos económicos estatales. El argumento más frecuente para sostener esta teoría es que si los robots remplazan cada vez más y más empleos, especialmente (pero no solo) en el sector de industria y servicios, esto supondrá un repunte en el desempleo y una caída en los ingresos gubernamentales por recaudación tributaria y por otras cargas patronales, como el pago de la seguridad social. Imponer un gravamen al trabajo realizado por robots ayudaría a compensar esas pérdidas.

Zukerfeld cree que en Argentina no debemos desentendernos de esta problemática: «Esa es una de las discusiones que se deben dar acá. Generar impuestos para estas plataformas que chupan los datos y luego ver qué hacer con ese dinero. Una de las discusiones tienen que ver con el ingreso básico universal que antes mencionaba. Si todos producimos conocimiento y ese robots o algoritmo se nutrió de conocimientos humanos y gente que fue desplazada al quedarse sin empleo pago, tal vez debamos compensar a esa gente para que siga produciendo conocimiento»

«La automatización actual -continuó- tiende a remplazar tareas intelectuales. Ya no son los torneros o los pintores los remplazados, son los financistas. Las decisiones del mercado financiero la toman algoritmos; son los médicos; las personas que crean software y los artistas».

Internet, soberanía y concentración

Al momento de hablar de la actualidad de internet y su vinculo con la soberanía y autonomía de los países, Zukerfeld expresó que la web se presenta como una nueva dependencia.

«El control principal sigue en manos de los Estados Unidos. Tenemos una situación geopolítica bastante notable en la que un bien global, decisivo para todos los países del mundo, está controlado básicamente por un país y con fines que en su origen eran militares que ahora son de otro índole, comercial, pero también muy importantes. El cableado submarino que lleva el 90% de internet a los países están en manos de unas muy pocas corporaciones. Esto nos generan una alta dependencia y una limitada soberanía a países como la Argentina. Es necesario pensar políticas en ese sentido que nos permitan pensar caminos alternativos que nos permitan cierto nivel de autonomía», puntualizó.

Uso de datos, manipulación y autodefensa

En el último tiempo hubo sucesos icónicos que develaron la acumulación y utilización de datos personales. Con diferentes fines y actores, los casos de Cambridge Analitica, Wikileacks o la filtración de Edward Snowden comparten ese patrón: la vigilancia y la inteligencia puesta al servicio de distintos intereses.

Zukerfeld alertó, al ser consultado sobre una posible defensa ante estos aparatos, que «nuestros datos están tremendamente expuestos. Necesitamos alguna clase de regulación ahí. Hay en debate varias iniciativas para tratar de regularlo de algún modo. Hay dos grandes miedos: que lo utilice el Estado para perseguir o que lo utilice una corporación para vendernos cosas, incluido candidatos».