Las piezas literarias compuestas por Marx dan elocuente testimonio de la referida sed destructiva.

Allí mismo pueden advertirse ciertos indicios de su posible adscripción al satanismo. Inquietante tesis, ésta, que Richard Wurmbrand abona con abundantes elementos probatorios en su libro «La otra cara de Karl Marx. ¿Fue Karl Marx un satanista?», cuyo resumen se ensaya en esta nueva emisión de «La Brújula».

Más allá del cúmulo probatorio que Wurmbrand ha reunido, cabe aquí anticipar que la desoladora concepción del mundo que Marx ha postulado, su aberrante concepción del hombre y su destructiva doctrina de la «lucha de clases», así como los records criminales batidos por el movimiento revolucionario y los regímenes comunistas (verdadero catálogo del sadismo al que «La Brújula» supo dedicar uno de sus primeros programas), sólo pudieron provenir de una matriz muy siniestra y hedionda.